El libro de la semana
EL HOMBRE QUE CAMBIO A CHINA,
de Pearl S. Buck
La antigua y extensa China estaba
madura para un cambio “El dragón durmiente” la llaman sus vecinos; pero el
dragón se sentía incómodo y comenzaba a despertar.
¿Qué era China hace ciento
cincuenta años?
Era el país más extenso del mundo,
con excepción de Rusia, y una tercera parte mayor que los Estados Unidos de
Norteamérica. Era el país más antiguo de la tierra y la tierra más variada de
este mundo: eso era China.
Mucho antes del descubrimiento de
América, otros pueblos de Asia y de todo el mundo conocido sentían admiración por
China y por su noble civilización: una civilización tan maravillosa que hacía
innecesarios los ejércitos y la armada.
Más de una vez habían logrado
gobernar Pekín conquistadores extranjeros, pero los chinos no necesitaban
luchar. Sabían que con el tiempo, en realidad muy corto, su superior
civilización se imponía sobre los colonialistas extranjeros por las armas. El
factor tiempo contaba siempre a favor de China. Y cuando llegaban a vivir al
país, terminaban por hacerse chinos.
Sun Yat-Sen, quien años más tarde
gobernaría a China, cerca de los dieciséis años de edad, dejó el hogar de sus
padres y se fue a vivir a Honolulú. Había aprendido la cultura americana
mientras estudiaba Ingles y ciencias en una escuela del Obispo, y observó que
los hawaianos abandonaban muchas de sus más arraigadas y antiguas
supersticiones. Cuando regreso a casa de sus padres y vio que estos aún creían
en los dioses de los templos, se enojó mucho con ellos. Pensó que la aldea
estaba atrasada e ignoraba la ciencia, y creyó que la supersticiosa religión de
la gente la había vuelto así.
Igualmente Yat-Sen de dijo a su
padre Hao Tung: la China debe tener un
nuevo gobierno, un gobierno verdaderamente chino, compuesto de hombres buenos
que cuiden del pueblo y que hagan obras de infraestructura para que nuestro
país vuelva a ser fuerte.
Era un sueño de los jóvenes que
habían viajado fuera de China y sentían una gran impaciencia por convertirlo en
realidad.
Yat-Sen no llegó a ver unido a su
pueblo, cambió para siempre aquel enorme país al que se había entregado de todo
corazón. Si hubiera vivido ¿habría conseguido realizar su sueño?
Hoy el pueblo chino vive bajo una
sombra. La China libre y unida parece verse hoy más remota que nunca. Pero
aquel sueño vive aún en los corazones de su pueblo.
Así vivió y murió un gran hombre:
Sun Yat-Sen.
La autora relata en este libro la
inquietante, azarosa y fructífera existencia de tan destacado personaje y, al
mismo tiempo, nos informa de su entorno, de una de las circunstancias que han
repercutido en la política mundial por más de cincuenta años.
SOBRE LA AUTORA
Pearl S. Buck -cuyo verdadero
nombre era Pearl Comfort Sydenstrycker-, es una escritora estadounidense, era hija de misioneros americanos en China, a
donde fue llevada con tres meses de edad.
Recibió clases de su madre y de un
tutor chino, y en 1911 marchó a Estados Unidos durante cuatro años, graduándose
en el Macon Randolph College de Virginia. A su vuelta, Buck se casó, y se
estableció en Nanking, dando clases de Literatura Inglesa en la Universidad de
Nanking y en la Universidad Nacional China.
Como redactora, Buck publicó en
diversos periódicos y revistas como Chinese Recorder, Asia, y Atlantic Monthly.
En el año 1924 marchó un año a estados Unidos y obtuvo un master en la
Universidad de Cornell.
Buck publicó su primera novela en
1930, y cuatro años más tarde, fijó residencia definitiva en Estados Unido, en
donde desarrolló la mayor parte de su carrera literaria.
Varias de sus novelas han sido
llevada con éxito al cine, y obtuvo en 1932 el Premio Pulitzer y en 1938, el
Nobel de Literatura. De entre su obra habría que destacar títulos como “Viento
del Este”, “Viento del Oeste”, “La flor escondida o Retrato de un matrimonio”,
entre otros.
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