Protagonistas de la historia
SIGMUND
FREUD:
el
psicoanálisis nace en un diván
Sigismund Freud (no,
Sigmund, pues el nombre era judío-polaco nació una tarde de mayo -el día 6 de mayo de 1856- en el pequeño
pueblo de cinco mil habitantes llamado Freiberh, hoy Tibor.
Freud vino al mundo en
la ciudad austríaca de Friburgo. Inició sus estudios de medicina en la
Universidad de Viena en 1873, y en esa ciudad realizó la mayor parte de sus
investigaciones sobre los fenómenos psicopatológicos, que le condujeron al
descubrimiento del inconsciente y a la formulación de la teoría del
psicoanálisis, en torno a la cual fundó la sociedad psicoanalítica de Viena.
Contrajo matrimonio con Martha Bernays y tuvieron seis hijos, entre ellos su
hija Anna, también destacada psicoanalista.
Durante bastante tiempo
se vio aislado y fue duramente criticado por gran parte del ámbito
médico, debido a las afirmaciones contenidas en su libro “Introducción al
psicoanálisis” y a su descubrimiento de la sexualidad infantil. La importancia
que Freud concedía a este último tema le llevó incluso a romper su relación con
J. Breuer, médico vienés con quien había
colaborado durante muchos años. Sin embargo, las ideas
freudianas fueron poco a poco venciendo resistencias y alrededor de su creador
se reunió un grupo de discípulos, algunos de los cuales, como Alfred Adler y Carl
Jung, tras romper con su maestro, prosiguieron sus investigaciones y fundaron
sus propias escuelas. Freud se distinguió siempre por una gran sinceridad
intelectual y, si bien defendió sus concepciones con vigor, también supo
rectificar sus propias ideas. Fue un trabajador infatigable y un ameno y
prolífico escritor. Le fue concedido el premio Goethe en 1930.
A los cuatro años
llegó Freud con su familia a Viena, la ciudad alegre y confiada. La de la ciudad,
ante la indiferencia ante la desgracia o la injusticia, la de la hipocresía
sexual, la del servilismo aristocrático.
¿Qué reacción seria y
responsable pudo producir toda esta ligereza sexual en Freud? Sin duda le llevó
a un estudio profundo de este campo, que sus raíces “jasídicas” le habían
siempre presentado como esencial al hombre concreto, y que sería tan
hipócritamente rechazado por el ambiente vienés.
Además, el catolicismo
cerrado que allí reinaba
no servía más que para inclinar la mentalidad de los vieneses contra
cualquier minoría religiosa distinta. Los
judíos, que para el siglo XIX eran del 10 por ciento de la capital,
habían sido antes muy numerosos, y los cristianos les hicieron vivir en “ghettos” durante
la Edad Media, hasta que en el siglo xv destruyeron
la judería. Viena había sido -y era en tiempo de Freud- una ciudad antisemita,
que marcó la mentalidad de Freud contra el catolicismo, ante tal intolerancia y
desprecio.
La situación económica
de los Freud no sólo no había cambiado, sino que claramente empeoró. Todos
estos apuros, vividos con angustia por sus padres, dejaron una huella
psicológica en él. Huella negativa que “agravó su inclinación a la neurastenia”.
EL FINAL DE FREUD
A Freud le costó
tiempo hacerse famoso, pero él nunca se lo propuso y jamás invirtió este tiempo en ello. Freud tuvo, eso sí, unas decididas
convicciones personales, que le malquistaron públicamente con el nazismo en
1933 quemaron sus libros en
una plaza pública, y tuvo que
salir de Alemania, yendo, poco antes a morir, a Londres, donde fue escogido
como se merecía. El ochenta aniversario de Freud -celebrado en 1936- fue
precisamente ocasión de toda suerte de homenajes y ceremonias en su honor. Y es
que toda la ciencia humana empezaba a beneficiarse de sus hallazgos.
Los antropólogos -como
Kardiner-, los intelectuales del arte- como Kris- y toda suerte de pensadores
celebraron sus inventos, y reconocieron que su obra trascendía los límites de
la pura psicología.
Este hombre, que murió
a los ochenta y tres
años, llevó a cuestas su calvario personal: un cáncer de mandíbula por
el que sufrió, desde 1923, treinta y tres dolorosísimas operaciones. Pero todo
lo llevó imperturbablemente, como era
propio de un
hombre que había confesado que
deseaba terminar su vida aceptando serenamente y sin dramatismo alguno la
muerte, porque para él era un acontecimiento como otro cualquiera.
El testamento, la
síntesis de su vida, fue su libro más discutido y menos comprendido: Moisés
y el
monoteísmo. La clave la
dio él mismo
al descubrir, casi
sin darse cuenta, que era una “novela histórica” en el mejor sentido de
la palabra. Su lenguaje literario -lleno de intuiciones- daba a conocer hechos
sociales, entre otros el
religioso, que eran reinterpretados con especial agudeza, dándoles por primera
vez el carácter de una cierta “verdad histórica” -como dice Martha Robert- a
pesar del ropaje literario con que los
envolvió para mejor comprender su significado psicológico .
Al morir, este modesto
y genial investigador, el 23 de septiembre de 1939, recién empezada la
guerra mundial, es cuando cumplió en sí
mismo su ideal de conseguir impregnar de razón la vida humana.
Su más vehemente deseo
había sido suprimir “represiones inconscientes” -indiviudales y sociales- y sustituirlas
por “aprobaciones y
reprobaciones” inteligentemente
conscientes, en las que “intervienen las
más altas funciones espirituales del
hombre, logrando así el
dominio consciente” Por eso
si querernos saber cuál fue su
lema, lo podríamos resumir en:
“Atrévete a saber”.
Con él consiguió -como
dice el
literato Thomas Mann- “una fuerza
revolucionaria”.
Contra lo que algunos
han pensado de ciertas expresiones realistas “Freud no se reveló como el
pesimista que algunos le han considerado. Y si es Verdad que no creyó en una
tendencia innata y cuasidivina a la perfección; pensó, -en cambio, que no- se
podía negar que el hombre pudiera dirigirse hacia metas elevadas”.
En 1938, durante la
persecución nazi, consiguió salir de Austria e instalarse en Londres, ciudad en
la que murió al año siguiente.
Fuente bibliográfica:
Biografía de Sigmund
Freud, de Enrique Miret Magdalena, publicada
en Protagonistas de la
Historia, de Iberico Europea Ediciones.
Darwin, Tomos I y II,
biografía de Ernest Jones, de Editorial Salvat, Grandes Biografías.
Fotografía: Cortesía
de: BiografíayVidas
No hay comentarios:
Publicar un comentario