miércoles, 26 de septiembre de 2018





Grandes virtuosos de la música

JOHANNES BRAHMS:
músico itinerante y contrapunto de Wagner


Nuestro biografiado era hijo de un contrabajista. La familia vivía muy modestamente y, aunque los padres trataron de evitar tristezas y penalidades a sus hijos, la pobreza dejó su huella en Johannes. Niño tranquilo y reservado, vivía en un mundo imaginario. Aprendió a tocar el violín, el violoncelo y la trompa y a los siete años empezó el piano.  Hizo  rápidos  progresos  y al poco tiempo pudo actuar como acompañante de su padre en los bailes y en las tabernas por Twee Daler un Duhn (dos táleros y todo el coñac que se quisiera), como se decía entonces. Cuando cumplió los trece años tocó el piano  durante  algún tiempo en una taberna cercana al puerto. Brahms decía de aquella época de su vida:
“Componía en secreto, pero sólo podía hacerlo por la mañana temprano. Durante el día tenía que arreglar marchas para las bandas y charangas y por la noche tocaba en la taberna.” Pero sólo treinta  años  después  revelaría las malas impresiones que la vida de la taberna dejaran en él.
Johannes Brahms nació el 7 de mayo de 1833 en Hamburgo. Fue el segundo de los tres hijos que tuvo el matrimonio formado en 1830 por Johann Jakob Brahms, de 24 años, y Johanna Henrika Christiana Nissen, 17 años mayor que su marido.
A los 15 ofreció su primer concierto como pianista y empezó a ganarse la vida tocando este instrumento. El joven Brahms completaba esta actividad profesional actuando en recitales pianísticos y realizando arreglos para editores de música. En 1845 se inscribió como alumno de piano y composición en los cursos privados de Eduard Marxsen, el maestro más reputado de Hamburgo. Muy pronto completó su interés profesional por la música con la afición a la literatura y la filosofía; en sus horas de trabajo en los bares, entre actuación y actuación, leía obras de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, Roben Burns y Friedrich von Schiller, entre otros autores.
El viejo Brahms tenía fe en su hijo, y su profesor de piano era de opinión de que podía llegar a ser un buen pianista “sólo con -que dejara la composición”.
A los diez años Johannes dio un concierto con tanto éxito, que el empresario intentó convencer al padre de que le autorizase a hacer una  gira por Alemania. El dinero atraía al viejo, pero el profesor del chico logró persuadirle de que desistiera de aquello y  dejara a Johannes continuar sus estudios en paz.

UN CAMBIO EN SU VIDA
Su vida cambió a los 20 años tras un encuentro con Ede Reményi (1830-1898), un violinista húngaro de una personalidad fascinante y cuyo verdadero nombre era Eduard Hoffmann. El músico magiar había sido expulsado de Austria por su participación en las jornadas revolucionarias de 1848 y después de un breve exilio en Estados Unidos decidió regresar a Europa.  Reményi, gran conocedor de la música gitana, se ganaba la vida gracias a las múltiples giras que organizaba por Alemania, en las que ofrecía conciertos y recitales. Guiado por el músico húngaro,  Brahms abandonó  por primera vez su ciudad natal y se sumó durante un año a una de esas giras por diversas ciudades -de Gottingen a Hannover, pasando por Weimar-, en la que conoció a infinidad de compañeros de profesión. Brahms mantuvo este tipo de actividad hasta una edad avanzada, alternando conciertos en los que intervenía como solista o como director de orquesta. Gracias a ello y a los elevados honorarios que acabó recibiendo de sus dos principales editores (Fritz Simrock y Breitkopf & Hartel), pudo vivir holgadamente la mayor parte de su vida. Durante las giras que realizó en compañía de Reményi asistió a encuentros con músicos como el violinista Joseph Joachim, el compositor Franz Liszt y el matrimonio formado por Roben y Clara Schumann, lo que posteriormente le ayudó en su carrera de compositor.
En un principio, las obras de Brahms fueron apreciadas sobre todo por un pequeño pero influyente grupo de compositores y músicos, cuya amistad supo mantener este hombre afable y gentil.
Su primer encuentro con Roben y Clara Schumann, en cuyo domicilio de Düsseldorf se alojó a finales de 1853, fue especialmente importante, puesto que el músico alemán, impresionado por la calidad de las composiciones del joven Brahms, escribió para la Neue Zeitschrift für Musik un artículo en el que anunciaba la aparición de un nuevo genio musical. Después de leerlo, Héctor Berlioz, en una carta a Joachim, manifestó sentir admiración por "ese joven audaz y tan tímido que se atreve a componer novedosamente". El encuentro con los Schumann le marcó profundamente y derivó en una estrecha amistad, que se mantuvo hasta el fallecimiento de Roben, en 1856, y de Clara, 40 años después. Según algunas versiones, Brahms se enamoró perdidamente de la esposa del compositor  alemán, aunque lo único realmente comprobado es que el músico de Hamburgo nunca llegó a casarse. Dicen que, consciente de que su amor hacia Clara no podía prosperar, sufrió una grave crisis, de la que salió dedicándose plenamente a la música.
En 1857, tras regresar a Hamburgo, aceptó  el puesto de director de orquesta  en  la  pequeña  corte del príncipe  Lippe, en Detmold, que abandonaría dos años después. En realidad, Brahms vivió durante mucho tiempo la contradicción entre su gusto por una vida libre e itinerante dedicada a la música y la obtención de un puesto de trabajo estable. En dos ocasiones (1862 y 1867) presentó su candidatura a la dirección de la orquesta filarmónica de su ciudad natal, pero ésta fue rechazada en ambos casos. En Viena -urbe que visitó por primera vez en 1862 y donde fijó su residencia durante la mayor parte del año en 1868- aceptó puestos de dirección en la Wiener Singakademie (Academia de Canto de Viena) y en la Gesellschaft der Musikfreunde (Sociedad de Amigos de la Música), aunque no permaneció mucho tiempo en ellos. La personalidad poco convencional de Brahms también se plasmó en el terreno amoroso, donde tuvo fama de soltero empedernido. Al supuesto flirteo con Clara se sumaron el de Agathe von Siebold -con quien estuvo a punto de casarse-, la cantante Luise Dustmann, Elisabeth von Stockhausen y la soprano Hermine Spies. Cuando en 1860 rechazó públicamente la Neue Musik, abanderada por Liszt, Wagner y Berlioz, este hombre tranquilo e inquieto se decantó por la veta más pro funda de su personalidad: la búsqueda de la autenticidad, aun a costa de la soledad.
Desde la década de 1860 su reputación como compositor creció lenta pero firmemente, primero en Alemania y después en países de su entorno, como Dinamarca y Holanda. Y desde mediados de 1875, cuando su posición económica le permitió abandonar la búsqueda de un puesto estable, se dedicó plenamente a difundir su propia obra en grandes giras de conciertos y a viajar por placer: visitó varias veces Italia, un país que le fascinaba, y veraneó en los más hermosos rincones de Alemania, Suiza y Austria, como Lichtental, Thun, Rüschlikon, Portschach y Bad Ischl, entre otros destinos. En Viena, sus admiradores -entre los que se hallaba el poderoso crítico musical Eduard Hanslick- lo convirtieron en el exponente de la pureza musical, por oposición a la mezcla de géneros de la música de Wagner. Cuando éste falleció, en 1883, Brahms pasó a ser el más importante músico alemán en vida; incluso antes de su muerte comenzó a ser definido como "la tercera B" de la música alemana, junto con Bach y Beethoven. En sus últimos años de vida le organizaron homenajes y le concedieron condecoraciones y títulos honoríficos, entre ellos el de Caballero de la Orden del Mérito Prusiana (1886) y el de Ciudadano de Honor de Hamburgo (1889).
Hasta el final de sus días, Brahms conservó su honradez y generosidad, y así, por ejemplo, fue el primero en reconocer y alentar el talento del compositor checo Antonin Dvorák. La noticia de la muerte de Clara Schumann en 1896 le causó gran tristeza, lo que acabó por agravar un estado de salud ya de por sí delicado. Tras someterse a un tratamiento en Karlsbad, regresó a Viena debilitado y con dolores. Desde el 26 de marzo de 1897 guardó reposo absoluto por prescripción médica. Falleció la mañana del 3 de abril de 1987 a consecuencia de un cáncer. Su tumba se encuentra en la sección llamada Ehrengraber (Sepulcros de Honor) del Cementerio Central de Viena, junto a las de Beethoven, Schubert y Strauss, entre otras personalidades.

Fuente bibliográfica:
-Historia de la música. Gran selección de Deutsche  Grammophon.
- ABC de la música clásica, de Eckhardt van den Hoogen.
-El mundo de la música, Espasa, Calpe. España.
Fotografía: Cortesía de: Fine Art America

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