miércoles, 12 de septiembre de 2018



Grandes virtuosos de la música

GEORG FRIEDRICH HAENDEL:
el músico nacional de Inglaterra



Georg Friedrich Haendel (o Handel) nació el 23 de febrero de 1685 en la ciudad sajona de Halle, en el seno de una familia acomodada aunque carente de una tradición musical al estilo de la de su contemporáneo Joahnn Sebastian Bach o de Domenico Scarlatti, también nacido en 1685 y con quien le unió una fructífera amistad.
Su padre, Georg, era médico y ayudante de cámara del duque de Sajonia­ Weissenfels, quien oyó tocar el órgano al joven músico en 1692 y recomendó a su progenitor que le diera una buena educación musical.
Después de una visita a Leipzig, donde conoció a Georg Philipp Telemann, Haendel regresó a su ciudad natal, donde en 1702 fue contratado como organista de la Domkirche. Un año después, en  Hamburgo, ingresó como violinista y clavecinista en la orquesta de la Ópera. En esta ciudad conoció al compositor Johann  Mattheson,  con  quien fue a visitar al organista Dietrich Buxtehude en Lübeck y con quien protagonizó el primero de sus duelos, antes de reconciliarse con él. En 1704 estrenó en la ciudad hanseática su “Pasión según San Juan” y compuso su primera ópera, “Almira”.
De 1706 a 171O Haendel vivió en Italia, la mayor parte del tiempo en Roma, donde trabajó al servicio del marqués Francesco Maria Ruspoli. Estos años fueron decisivos para el desarrollo de su carrera. La mayor parte de sus cantatas de cámara, aproximadamente un centenar, datan de este período.
Respondiendo a una invitación a visitar Inglaterra realizada por el embajador de este país en Venecia, el duque de Manchester, y después de una breve temporada al servicio del elector de Hannover como maestro de capilla, Haendel finalmente se instaló en Londres en 1712. El público de la capital inglesa ya había podido hacerse una idea del talento musical del compositor dos años antes, cuando partes orquestales de su Rodrigo fueron utilizadas como música incidental en el estreno de El alquimista, de Ben Johnson. Además, en 1711 se estrenó en el Queen's Theatre su ópera Rinaldo, con tanto éxito que se hicieron cinco reposiciones hasta 1731. El músico alemán supo ganarse el favor de la reina Ana Estuardo, quien poco antes de morir le otorgó su primera pensión real. Pero su gran ascendiente en la escena musical de Londres se inicia con el reinado de los Hannover, en 1714, y se prolonga hasta 1754, cuando su música comienza a ser rechazada por el público y la crítica. Para las festividades de la casa real inglesa creó algunas de sus obras más populares: la Música acuática, compuesta e interpretada entre 1715 y 1717, y la Música para los reales fuegos artificiales, estrenada ante unas 12.000 personas el 21 de abril de 1749. La influencia que ejerció Haendel en la música inglesa fue inmensa. La Royal Academy of Music, fundada en 1719 para fomentar la ópera italiana en Inglaterra, contó con su decisivo apoyo e impulso. Gracias a él, cantantes de la talla de los “castrati” Matteo Berselli, Antonio Maria Bernacchi  y Francesco  Bernardi (Il Senesino), la soprano Francesca Cuzzoni y la soprano y mezzoso­ prano Margherita Durastanti llevaron su arte a Londres, entre una pléyade de intérpretes italianos. La “moda italiana” hizo furor, hasta tal punto que a comienzos de la década de 1720, el público estaba dividido entre seguidores de Haendel, apoyado por el príncipe de Gales y personalidades de las letras como Alexander Pope y John Arbuthnot , defensores de Giovanni Battista  Bononcini,  protegido del duque de Marlborough y de la mayor parte de la nobleza. Gracias a sus relaciones, Haendel obtuvo de la casa real el favor  excepcional  de  publicar su propia música. La primera de sus muchas muestras de agradecimiento es la dedicatoria de su primer libro de obras para clavecín, editado en 1720, que reza así: “'A la Nación inglesa”. Haendel se hizo inmensamente rico como empresario, compositor y productor de óperas.  En  1750  adquirió  un  cuadro  de  Rembrandt  por  el que pagó 8.000 libras, una suma considerable en aquella época. Pero su fama comenzó a declinar en la década de 1730. Ya en 1733, miembros de la nobleza, con apoyo del príncipe de Gales, impulsaron la creación de  la  Ópera de la Nobleza, rival de la compañía fundada y dirigida por Haendel. El famoso "castrato" Carlo Broschi, más conocido como Farinelli, se instaló en Londres en 1734 a las órdenes de la nueva compañía.
El oratorio El Mesías, estrenado en Dublín el 13 de abril de 1742, se convertiría en una de las obras de Haendel más veces interpretadas en los años que mediaron hasta su muerte, a pesar de las intensas polémicas que suscitó. El día de su estreno en Londres, el 23 de marzo de 1743, el rey Jorge II y la sala escucharon de pie el célebre Aleluya, pero esta composición totalmente innovadora disgustó a sectores conservadores, que criticaron la utilización de pasajes bíblicos en un contexto musical profano.
En agosto de 1750, Haendel viajó por última vez a Alemania. Antes de regresar a Inglaterra en diciembre, tocó el órgano para el príncipe Guillermo de Orange, en Deventer y La Haya. A partir de 1751, la salud del músico empezó a deteriorarse paulatinamente. Ese mismo año fue tratado por el doctor Samuel Sharp de un glaucoma que ya había afectado gravemente su ojo izquierdo, y a finales del año siguiente se sometió a una operación de cataratas, realizada por William Bromfield, médico de la princesa de Gales. No volvería a tocar en público después del 1 de mayo de 1753. En abril de 1759 modificó su testamento por última vez, pidiendo que sus restos fueran enterrados en la abadía de Westminster y que se levantara un monumento a su memoria, para lo que legaba 600 libras.
Según testimonios directos, falleció apaciblemente el 14 de abril de 1759, poco antes de las ocho de la mañana, en su residencia londinense. Fue enterrado el 20 de abril en el brazo meridional del crucero de la abadía de Westminster, mientras sonaban los acordes de un himno fúnebre obra de William Croft. Según el periódico London Evening Post, a la ceremonia asistieron no menos de 3.000 personas. Apenas un año después se publicó anónimamente en Londres la primera biografía del músico, “Memorias de la vida del finado George Frideric Handel”, escrita por John Mainwaring. Al año siguiente, Johann Mattheson, el amigo de juventud del compositor, publicó su traducción ampliada al alemán. En Inglaterra, Haendel está considerado una de las glorias musicales del país.

Fuentes bibliográficas:
Historia de la música clásica. Gran selección de Deutsche Grammophon,
Grandes compositores Editorial Sol 90, Barcelona, España,
Grandes Compositores Salvat Editores, Xosé Aviñoa, Pamplona, España
y ABC de la música clásica de Eckhardt van den Hoogen (122)        
Fotografía: Cortesía de Cuentos de Don Coco


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