Pintores y escultores universales
PIERRE AUGUSTE RENOIR
destacada figura del
impresionismo francés
Pierre Auguste Renoir,
pintor francés que vino a este
mundo el 25 de febrero de 1841, en
Limoges, ciudad al sur oeste de Francia, fue una de las más destacadas figuras
del impresionismo, tendencia de la que se distanciaría para seguir una línea
personal. Hijo de artesanos, vivió sus primeros años en barrios proletarios
donde trabajó como decorador de porcelanas y pintor de abanicos. Después pudo
acceder al taller del pintor Gilbert y, luego, al de Gleyre, donde conoció a
Claude Monet, Frédéric Bazille y Alfred Sisley, con quien más tarde compartió
su casa en París.
Sus primeros intereses
como pintor se inclinaron por la escuela de Barbizon y, consecuentemente, por
la pintura al aire libre. Durante los días agitados de la Comuna, pintó con
Monet a orillas del Sena. En 1873 terminó Jinetes en el bosque de Bolonia,
excluida del Salón oficial y expuesta en el de los Rechazados. Durand-Ruel se interesó
por su obra y en 1874 participó en la primera exposición impresionista, en los
estudios del fotógrafo Nadar.
El Palco |
Con apenas 17 años
copiaba pinturas sobre abanicos, pantallas de lámparas y persianas. Fue
admitido en la Academia de Bellas Artes y en 1862 se matriculó en la academia
del pintor suizo Charles Gabriel Gleyre.
En su obra más
temprana se pudo observar la influencia de pintores como Monet en su
tratamiento de la luz, y de Eugène Delacroix en su tratamiento del color.
En 1864 tuvo lugar su
primera exhibición en París, pero no fue verdaderamente reconocido hasta 1874,
en la primera exposición de pintores de la nueva escuela impresionista.
Su baile del “Moulin
de la Galette” (1876, Museo d'Orsay, París) es una de las obras más famosas del
impresionismo. Habría que destacar como otros ejemplos de retrato: “Madame
Charpentier y sus niños” (1878, Museo Metropolitano de Nueva York) y Jeanne
Samary (1879, Museo del Louvre de París).
Otras pinturas
destacadas son: El palco (1874, Galerías del Courtauld Institute de Londres),
Mujer del abanico (1875) y El Columpio (1875), ambas en el Museo d'Orsay de
París, El almuerzo de los remeros (1881, Colección Phillips de Washington), Los
paraguas (1883, National Gallery, Londres) y Jarrón de crisantemos (1895, Museo
de Bellas Artes de Ruán, Francia).
Le Moulin de la Galette (1876). |
Consiguió una gran
reputación con la exposición individual celebrada en la galería Durand-Ruel de
París en 1883.
Entre 1884 y 1887
realizó unas series de estudios de grupo de figuras desnudas conocidas como Las
grandes bañistas (Museo de Arte de Filadelfia). En sus últimos 20 años sufrió
artritis y continuó trabajando con un pincel atado al brazo.
EL RETRATO DE MADAME CHARPENTIER
En una gran sala
cuadrada del piso alto del Museo Metropolitano de Nueva York se detienen los
visitantes con una sonrisa en los labios. Es que han visto el retrato de Madame
Charpentier y sus hijas, obra de Pierre Auguste Renoir. El gran artista francés
puso toda su inspiración y toda su pericia en esa tela de 1,50 por 1,80 metros.
El equivalente de 200 dólares que recibió por ella constituía entonces un
precio excepcional en Francia; añadiendo esta suma a otras menores que había
recibido por tres retratos más hechos para la familia Charpentier, el pintor
resolvió mejorar de vida. Alquiló una casita en Montmartre, el barrio
parisiense de los artistas, hizo nueva provisión de colores, compró algunos
muebles que tanto necesitaba y adquirió un traje nuevo. "Si sigo así,
¡hasta podré casarme y mantener a mi mujer!", exclamó gozoso. Ya tenía
novia: una modistilla rechoncha, de ojos azules, cutis de crema y melocotón, y
tan enamorada de él que estaba dispuesta a compartir su insegura existencia.
Renoir había nacido pobre, de modo que a los trece años, cuando dio muestras
de talento artístico -cubría los
márgenes de sus libros con dibujos bastante aceptables-, sus padres lo sacaron
de la escuela y lo pusieron de aprendiz en una fábrica de porcelana, donde
decoraba platos y fuentes con toda suerte de motivos, desde tallos de flores
hasta medallones con retratos de la emperatriz Eugenia.
Cuando quebró la
fábrica cuatro años más tarde, Renoir empezó a ganarse la vida con otras
labores de menestral: pintando abanicos, persianas e imágenes de santos a dos
francos por santo. A los veintiún años había economizado bastante dinero para
tomar lecciones de arte, pero continuaba siendo casi analfabeta.
Madame Charpentier y sus hijos |
Se sentía tan feliz en
la escuela de arte que uno de sus profesores
se impacientó con
él y le
dijo en tono sarcástico: "¡La pintura no es más
que una diversión para, al parecer!". Otro
insistió en que, antes
de pintar debía aprender a dibujar, copiando modelos de yeso de figuras
de la mitología, y cuando Renoir le entregó cinco dibujos de dioses llenos de
vida, le advirtió al maestro que las divinidades no podían parecerse a los
seres vivientes. " Un dios debe tener hasta el dedo gordo del pie más
majestuoso que el del carbonero del barrio!", dijo. Pero la grandilocuencia
académica resbalaba sobre Renoir como el agua por las plumas de
un pato: aprendió los principios
fundamentales del arte
y los usó para aplicarlos a su manera propia y original.
Su deceso se produjo el 12 de marzo de 1919 en Cagnes-sur-Mer, Francia.
-Los grandes pintores y
sus obras maestras, de Selecciones del Reader´s
Digest.
- Breves biografías
intimas de grandes pintores, de Editorial Molino.
-
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/renoir.htm
Fotografía: Cortesía
de: https://www.wikiart.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario