jueves, 18 de enero de 2018


Personajes de Venezuela

FRANCISCO DE MIRANDA:
el venezolano de mayor trascendencia universal

Iniciamos la sección “Personajes de Venezuela” con la biografía de don Francisco de Miranda, precursor de independencia y de nuestra nacionalidad, un hombre inquieto, trashumante, noble aventurero, entregado de lleno a la lucha en pro de la independencia de su país. Liberal por convicción y revolucionario por necesidad, fue testigo e interprete excepcional de una época tumultuosa, de la que emergía la conciencia de un mundo nuevo y diferente.
Francisco de Miranda
“Miranda: un nómada”, como lo define uno de sus biógrafos Juan Carlos Chirinos, fue un viajero que recorrió el mundo y que conoció a los personajes más importantes de su época: George Washington, Thomas Jefferson, William Pitt, Catalina de  Rusia,  Napoleón Bonaparte, Joseph Haydn, Thomas Alexander Cochrane, Bernardo  O'Higgins  y  Simón  Bolívar,  entre  tantos otros.
La lectura de la vida de Miranda, dice el historiador “nos sumerge en la más apasionante aventura que se haya desarrollado  entre  el  siglo XVIII y principios del XIX, y constituye el mejor ejercicio de universalismo que puede hacerse hoy en día. Su insaciable curiosidad hizo que las costumbres con que se encontró, las lenguas que aprendió y los países que visitó lo enriquecieran espiritualmente y, al mismo tiempo, nos habla  de  un  hombre que estaba más allá de  las  fronteras  y  el  sectarismo nacionalista”.
Si pensamos que el venezolano Francisco de Miranda participó de manera directa en las tres grandes revoluciones de su tiempo, comenta el escritor Simón Alberto Consalvi, prologuista de la biografía de Miranda escrita por Ines quintero,  tenemos buenas razones para preguntarnos quién fue ese personaje, y qué circunstancias hicieron posible que jugara un papel protagónico en movimientos políticos de tal magnitud que no sólo ocurren una vez en la historia, sino que cambian el destino del mundo: la revolución norteamericana, la revolución francesa y la revolución   independentista hispanoamericana.
Mientras los norteamericanos combatían por su independencia, el joven Miranda andaba por el Caribe, contribuyó en la guerra y, perseguido por la monarquía española, buscar refugio en Estados Unidos. Conoció a los grandes personajes, Washington entre ellos, y se deleitó en la observación y el aprendizaje en la primera república democrática de su tiempo. Participó en la revolución francesa, llegó a ser uno de sus generales, salvó la vida de los furores de la guillotina, y a partir de entonces no tuvo otra obsesión que la independencia de su país, objetivo que dominó toda su vida.

PASÓ LA MAYOR PARTE DE SU VIDA FUERA DE SU TIERRA
Nace en Caracas el 28 de marzo de 1750, hijo de un comerciante canario y una caraqueña. Es un estudiante inquieto, insaciable,  precoz.  Entra a  la  Universidad   de  Caracas   a  los 12 años, para cursar estudios de Latinidad  en   la  clase  de  Menores y,  tiempo  después,  de  Artes.  A  los 19  años  es  testigo  de  una  disputa que incidirá profundamente en su carácter: los mantuanos   caraqueños  tratan  de  desprestigiar  a  su padre acusándolo de carecer de antepasados asentados durante los primeros  tiempos  de  la  conquista, ejercer el oficio "infame y vil" de comerciante y disponer, sin embargo, de una buena fortuna .
Después de varios meses de polémica, el rey Carlos III, por medio de una Real Cédula, falla a favor del canario.
Al concluir el ruidoso pleito, Miranda escribe al capitán  general, en enero de 1771. Tras  hacer constar su "limpieza  de sangre", su soltería y  ausencia  de compromisos, le solicita su traslado a España para servir al rey. Tiene 20 años.  Ese mismo mes sale de
La Guaira hacia Cádiz, donde desembarca 35 días  más tarde.
Se ubica en Madrid , donde estudia   Matemáticas   e   idiomas (con el tiempo, Miranda  llegará a conocer  por  lo menos seis lenguas y traducirá  del  latín  y  del griego). Su afición por el conocimiento lo lleva a la primera de sus transgresiones: lee y almacena libros prohibidos por la Inquisición. A partir de ese momento cae sobre él una  fuerte vigilancia  por  parte  de las autoridades eclesiásticas.
Un año después entra al ejército. Su primera misión  está en el  norte de África, en Melilla, Marruecos, donde  combate  durante  dos años.
A su regreso a España, en 1777, empieza a sentir las consecuencias de algunas rivalidades: ese mismo año sufre su primer arresto, tras ser acusado por el general O'Reilly (quien  había  sido  su  jefe  en Melilla)  por  el uso incorrecto del uniforme, sale pocos meses más tarde, tras probar su inocencia.
Se reincorpora al Regimiento de la Princesa en 1780 y se marcha a Cuba. Luego de un año en la Habana, forma parte de una expedición que, como parte del pacto franco-español para enfrentar a Inglaterra. Combate en Pensacola, Florida, bajo las órdenes del general Juan Manuel Cajigal y apenas un mes después de su llegada ocurre la capitulación de los ingleses. Por su actuación en Pensacola lo ascienden a teniente coronel.
Le aguardan días difíciles. En la Habana lo arrestan por haber permitido, un año atrás, la visita del general inglés Campbel a las fortificaciones militares de la ciudad. Pagó una condena de seis años en la prisión de Cádiz, acusado de sospechoso de conspiración por la Corona española y perseguido por la Inquisición por sus ideas revolucionarias.
Sale en libertad y huye a Estados Unidos. Estudia la situación política de la nueva nación y entra en contacto con la clase política republicana, desde el general Henry Knox y el estadista Alexander Hamilton, hasta Samuel Adams, padre de la Revolución Independentista y George Washington.
Decide regresar a Europa y se instala en Londres, donde trata de resolver la situación ante las autoridades españolas en Cuba y buscar apoyo para la independencia de Venezuela. Visita varias ciudades de Europa y Asia y hace gran amistad con la emperatriz Catalina de Rusia, quien trata de incorporarlo al ejército ruso. Para el año 1789 está en Francia
Decepcionado por el escaso interés de los ingleses, Miranda decide unirse al gran rival de estos. Los girondinos reconocen su trayectoria militar y le ofrecen un puesto elevado dentro de las filas de la revolución francesa. Bajo las órdenes de Carlos Dumouriez, se destaca en la victoriosa batalla de Valmy, donde es ascendido a teniente general tras la derrota del ejército prusiano.
En 1806 intentó la empresa quijotesca de invadir a Venezuela con un centenar de voluntarios. Fue un fracaso que no lo desanimó. Volvió a su tierra en 1810, después del 19 de abril, luego de una ausencia de cuarenta años. En Caracas encuentra resistencias y recelos, pero las circunstancias van poniendo en sus manos toda la responsabilidad de la Primera República. Le encargan la ocupación de Valencia que está en situación de rebeldía. Obtiene la victoria después de encarnizados enfrentamientos. Recibe el título de Generalísimo.
Luego de la capitulación de la Primera República ante Monteverde, es entregado por sus compañeros, Bolívar entre ellos, y conducido a la prisión de La Carraca, en Cádiz, donde muere el 14 de julio de 1816.
Pasó la mayor parte de su vida fuera de su tierra, en  búsqueda de apoyo económico y militar para el proyecto que lo acompañaría hasta el fin de sus días: liberar las provincias hispanoamericanas. Su vida, asediada por intrigas y persecuciones, osciló entre los ambientes propios de las élites culturales y políticas y la cárcel.

Fuente bibliográfica:
Aventura y tragedia de Don Francisco de Miranda, de José Nucete-Sardi, de Plaza & Janes, Editores – Miranda, el nómada sentimental, de Juan Carlos Chirinos, del Grupo Editorial Norma – Francisco de Miranda, biografía de Ines Quintero, Biblioteca Biografica Venezolana  y de Rostros y personajes de Venezuela, de la C.A. Editora El Nacional.

Foto: Cortesía de la website Noticias al Día

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