viernes, 31 de agosto de 2018



Museos más importantes del mundo

GALERIA NACIONAL DE DUBLIN:
la primera casa de arte de Irlanda

Sede del Museo Nacional de Irlanda, Dublin

La National Gallery of Ireland, fundada en 1854, alberga una rica colección de más de 16.300 obras de arte. Abarcando la historia del arte europeo occidental, desde alrededor de 1300 hasta la actualidad, la colección incluye artistas conocidos de Mantegna y Tiziano a Monet y Picasso. Pinturas, esculturas, grabados, dibujos, fotografías, archivos y material bibliográfico incluyen, además de objetos de arte, cubiertos y muebles.
Los integrantes de la familia Yeats realizaron grandes logros. El más conocido de ellos fue William Butler Yeats, poeta galardonado con el Premio Nobel de Literatura, en 1923. Su padre, John Butler, fue un respetado pintor al igual que William, quien estudió arte antes de quedar atrapado por la literatura.
Vista interior del museo
Su hermano Jack, seis años menor, fue un importante artista. Jack Yeats nació en 1871 y pasó su infancia en Sligo, en la costa occidental de Irlanda, donde aprendió a amar su topografía y la plasmó en repetidas ocasiones en sus pinturas. Sus primeros trabajos fueron ilustraciones para los textos de John Millington Synge, fundador junto con su hermano William del Abbey Theater, la Compañía Nacional de Teatro de Irlanda. Jack Yeats, junto con Synge, viajó a la costa occidental de Connemara; el estilo de sus primeros dibujos correspondía al Realismo, común en Europa en los inicios del Impresionismo.

Renacimiento celta
Chica de lazo rojo
Al igual que William, Jack fue uno de los seguidores del Renacimiento celta, un movimiento de fines del siglo XIX que acogió la vida espiritual irlandesa como parte de la batalla por la independencia política de la nación a través del retorno a la historia y a la mitología de Irlanda. Las pinceladas de Jack B. Yeats se tornaron más inquietas y expresivas, hasta que llegaron a ser abstractas; sus obras recuerdan a las de Kokoschka o Nolde.
 El movimiento rendía un homenaje cada vez mayor a los escenarios en la parte occidental de Irlanda, con sus pescadores, rocas y olas, praderas y caballos. Después de residir durante varios años en Londres, Jack regresó a Sligo, en 1957 donde falleció.
La Galería Nacional exhibe sus pinturas en el lugar de honor. Los edificios del Museo se encuentran en su amada Plaza Merrion, en el centro de Dublín, la capital irlandesa en donde existen casas, georgianas y en donde vivió la familia de John Butler Yeats.
La Galería existe desde 1864, pero la iniciativa para crearla empezó diez años antes, respaldada por todo tipo de personas influyentes, incluyendo al rey de los ferrocarriles irlandeses, William Dargan, y después patrocinada por el dramaturgo George Bernard Shaw, también ganador del Premio Nobel de Literatura. En ella se encuentran pinturas de Jack B. Yeats y de otras celebridades de la familia: John, el padre, pintó retratos de sus dos hijos famosos. El de William muestra a un joven de cabeza angosta; un mechón de cabello que cuelga sobre su pálida frente; la mirada es penetrante y los labios tienen una expresión burlona. La pintura es impresionante. El poco conocido John Butl Yeats era un hábil pintor.

Visita de la reina de Saba al rey Salomón, 
de Lavinia Fontana
En la Galería también hay grandes colecciones de  arte  internacionales. Los Antiguos Maestros italianos son ampliamente representados con Tiziano. Mantegna, Fra Angelico y Caravaggio; un bella colección del Barroco danés. Con Ruisdael y Hobbema; los españoles El Greco, Velázquez, Murillo y Picasso, y cuatro agradables obras de Goya; entre los británicos están Hogarth, Reynolds y Gainsborough. Además, cuenta con esculturas y todo tipo de obras de arte. La colección gráfica abarca folios desde el siglo XV hasta el XX.
 Idealización de la pobreza
Las grandes prioridades de la Galería son adquirir, conservar y exhibir el arte danés. Las obras expuestas datan de albores del arte irlandés en el siglo XVII; sin embargo, en el siglo XIX, los sentimientos nacionales dieron un giro político y los crueles conflictos sociales también exaltaron la simpatía de los artistas. En un principio, al igual que Europa, hubo cierta tendencia en mostrar la pobreza idealizada, como “El flautista ciego”, de Joseph Patrick Haverty, y en “El vagabundo sin hogar”, John Henry Foley. “La pintura La familia expulsada”, de Erskine Nicho, testimonio de la práctica brutal de expropiar las tierras de los campesinos durante la soberanía inglesa.
Naturaleza muerta con una mandolina

Jean-Francois Millet fue el primero en plasmar el tema de la vida en el campo dentro de la pintura europea del siglo XIX. Millet vivió en Barbizon, y junto con Théodore Rousseau estableció la primera colonia de artistas que llegó a ser importante para la pintura paisajes; además de incontables franceses atrajo a pintores del extranjero y el irlandés Nathaniel Hone Jr. (1831- 1917) también vivió en la colonia durante un tiempo. Hone estudió en París y permaneció cerca de dos décadas en Francia antes de regresar a las costas en el noreste de Irlanda. Se casó con la acaudalada hija de un destilador de whisky, un golpe de suerte que le permitió dedicarse con libertad al arte. En la Galería Nacional se encuentra su producción completa y, en opinión de muchos historiadores del arte, es uno de los pintores más importantes de Irlanda, pues sus obras muestran los melancólicos paisajes, las praderas comunes y los tormentosos mares de Irlanda.
La última expansión de la Galería ocurrió para la celebración del nuevo milenio, por lo que ostenta el nombre de Ala del Milenio. El museo cuenta con áreas de estudio y ofrece todo tipo de información multimedia. La cantidad de visitantes que recibe es considerable, y no sólo llegan por la calidad de sus colecciones, sino por el restaurante Fitzer's, que tiene más que ver con las artes culinarias que con las bellas artes y se considera uno de los mejores en la ciudad.

Fuentes bibliográficas:
-Los museos más importantes del mundo. Enciclopedia Visual, de Editorial la Cordillera.
-Website https://www.nationalgallery.ie
Obras de arte: Cortesía dehttps://www.nationalgallery.ie - https://www.visitdublin.com

miércoles, 29 de agosto de 2018



Grandes virtuosos de la música

ROBERT SCHUMANN:
el poeta del piano

Mucho antes de que fuera llamado el poeta del piano título que comparte con Chopin en la historia, Robert Schumann mostró un temperamento que oscilaba entre la música y la poesía.

La vida de Schumann evoca una arquetípica  novela de formación romántica. No falta nada: desde el amor por la literatura, descubierta en la librería paterna, hasta la búsqueda en las mujeres de la musa y la hermana, con el inevitable ingrediente de las tentativas de suicidio y la locura final. A lo que hay que sumar una carrera musical iniciada tardíamente pero desarrollada de forma maniática y por etapas bien acotadas: Schumann dedicó los primeros diez años de su actividad como compositor al piano (1829-1839), para después consagrarse exclusivamente al lied en 1840, a la sinfonía (1841-1850), la música de cámara (1842) y los oratorios (1843).
Robert Schumann nació en Zwickau, en Sajonia, el 8 de junio de 181O, a las cinco de la tarde, en el seno de una familia formada por el editor y librero Friedrich August Schumann, y una madre, Johanna Christiane (Schnabel), de la que poco se sabe, salvo que posiblemente legó a su hijo su propia inestabilidad emocional. Schumann dedicó buena parte de su infancia a la lectura en la librería de su progenitor, sobre todo fascinado por las fábulas de Lord Byron y Walter Scott. El padre comprendió que Roben tenía asimismo talento para la música cuando lo vio interesarse por el piano y el órgano y cuando a los siete años ensayó sus primeras composiciones. La muerte de Friedrich August en 1826 privó a Schumann de un aliado y a la vez sirvió de catalizador, ya que el joven de dieciséis años decidió entonces continuar cultivando por igual su pasión por la literatura y por la música. .
La madre de Schumann, por el contrario, no sólo no hizo nada para fomentar el desarrollo de la creatividad de su hijo, sino que le prohibió expresamente que estudiara música, so pena de no volver a verla, y lo instó a desempeñar una actividad lucrativa. Así, el músico se vio privado de formación musical durante sus años de Gymnasium, y en 1828 se matriculó en la Escuela de Derecho en la Universidad de Leipzig. Lejos de la vigilancia materna, Schumann desertó de las aulas universitarias y se buscó un buen profesor de piano, Friedrich Wieck, en quien vio a un sustituto de su padre.
Wieck estaba consagrado a la formación de su hija Clara, una notable virtuosa del piano de nueve años. A pesar de la diferencia de edad, Schumann concibió por ella su primera pasión amorosa.
Después de fracasar en su primer año de estudios en Leipzig, pero al mismo tiempo deseoso de ocultar este fracaso a su  madre, Schumann  se inscribió  de nuevo en Derecho, esta vez en la Universidad de Heidelberg. En realidad, dedicó también ese año a la música, especialmente a estudiar la obra de Schubert y a componer. En 1830, escribe en su diario que su nivel es “excelente tanto en música como en poesía”', pero  reconoce  que no es “un genio musical”. Sin embargo, en julio de ese año le escribe a su madre para decirle que su “escaso talento con el latín” le hace temer que la profesión de abogado no sea la más idónea para él, y que contempla seriamente volver a las clases con Wieck. Johanna, tras consultar con éste, quien le aseguró  que sería  capaz de convertir  a su hijo en  un gran músico, finalmente dio su consentimiento.
Schumann regresó a Leipzig, y durante unos dos años vivió con los Wieck. Desarrolló su técnica pianística hasta alcanzar el nivel de un virtuoso, y en 1831 comenzó a estudiar contrapunto con Heinrich Dom, director de orquesta de la Ópera de Leipzig. También de este año data la primera publicación de una de sus obras para piano y su primera reseña de crítica musical. En 1832, el dedo anular de su mano derecha quedó paralizado, supuestamente por su abuso de un mecanismo diseñado para fortalecer y estirar los dedos de los pianistas; lo más probable, en realidad, es que esta dolencia, que desembocó en la parálisis parcial de su mano derecha, se debiera a la ingesta de medicamentos a base de mercurio prescritos en casos de sífilis. Por estas fechas comenzó a sufrir graves episodios de insomnio y alucinaciones, y el 17 de octubre de 1833 anotó en su diario que pensaba que estaba volviéndose loco.
La vida sentimental de Schumann fue, junto con la música y la literatura, un eje importante de su existencia. En 1837, Clara y él se declararon su amor, pero la oposición de Wieck al matrimonio (posiblemente derivada del conocimiento que tenía de la enfermedad de Schumann) obligó a la pareja a apelar a los tribunales y a someterse a una cascada de juicios. Finalmente, en 1840 pudieron casarse. Durante un tiempo formaron una pareja felizmente avenida también en sus respectivas carreras musicales: Schumann componía y Clara, brillante pianista, estrenaba sus obras. Vivían modestamente.
En 1843, Mendelssohn convenció a Schumann de que aceptara un puesto de profesor en el Conservatorio de la ciudad, que acababa de fundar. Sin duda, un trabajo estable y  una mejor situación económica hubiesen aliviado sus condiciones de vida, pero Schumann dimitió al cabo de seis meses, reconociendo que no tenía dotes pedagógicas. Al año siguiente, durante una gira por Rusia emprendida por la pareja, el músico sufrió una grave depresión que lo mantuvo alejado de la composición durante casi cuatro años.
En 1850 intentó de nuevo obtener una posición estable, esta vez como director musical de la ciudad de Düsseldorf. Volvió a componer a buen ritmo, pero se desenvolvió lamentablemente en su trabajo oficial: como director de orquesta era descuidado, y además sufría importantes lagunas de memoria. Después de un viaje a Holanda con Clara, sufrió el peor ataque hasta la fecha: las alucinaciones auditivas no cesaban. A su amigo el violinista Joseph Joachim le escribió: “Empieza a caer la noche”. El 26 de febrero pidió expresamente ser internado en un sanatorio, y al día siguiente intentó suicidarse lanzándose a las aguas heladas del Rin.
Recluido en el sanatorio de Endenich, cerca de Bonn, Schumann no volvió a recuperar la plena lucidez. Se negó a recibir visitas, y sólo aceptó ver a Brahms y a Joachim en un par de ocasiones. Clara pudo finalmente verle dos días antes de su fallecimiento. Schumann había dejado de alimentarse y padecía una ataraxia extrema.

Obra pianística, sinfónica y de cámara: La creación de un alma romántica
“'Lo extraordinario para el artista (y ésta es su ventaja) es no ser apreciado siempre de inmediato.” Esta frase, que Robert Schumann puso en boca de uno de sus heterónimos, Meister Raro, parece escrita para ejemplificar su propio caso. Porque el artista, a pesar de ocupar un lugar privilegiado en la música de la primera mitad del siglo XIX, tanto en la faceta de compositor como en la de pianista, director de orquesta, teórico y crítico, ha sido siempre considerado un talento en parte frustrado, no sólo por la locura que ofuscó sus últimos días, sino sobre todo por su preparación técnica, que presuntamente le imposibilitaba llevar a buen puerto aquellas empresas ambiciosas en las que se embarcaba. Hasta el punto de que se ha convertido en un tópico la idea de que Robert Schumann fue un pianista que también componía, un músico que supo crear extraordinarias miniaturas para su instrumento, de una forma libre y con trazo casi espontáneo, pero que era incapaz de cultivar las grandes formas de la tradición, la sinfonía, el cuarteto de cuerda, la sonata para piano, la ópera o el oratorio. Basta, empero, con escuchar cualquiera de sus obras “mayores” para advertir cuán equivocada es esa imagen, y cuán valiosa y original es la aportación schumanniana a esas formas establecidas y consagradas por los maestros del clasicismo.
Lo innegable es que Schumann empezó siendo un compositor exclusivamente pianístico, tal como lo sería también al principio de su carrera su discípulo espiritual, Johannes Brahms. Brillante intérprete, aunque su trayectoria en este ámbito se viera prematuramente truncada a causa de una parálisis de los dedos anular el índice de la mano derecha, sus primeras tentativas en la composición tienen como medio el piano: las Ocho polonesas (1828), las Variaciones sobre un tema del príncipe Luis Fernando de Prusia (1828), ambas para piano a cuatro manos.
El 29 de julio de 1856 se apagaba la vida de este gran compositor.

Fuentes bibliográficas:
-Historia de la música clásica. Gran selección de Deutsche Grammophon.
-Grandes Compositores Editorial Sol 90, Barcelona, España.
-Grandes Compositores Salvat Editores, José L. García del Busto, Pamplona, España.
-Grandes maestros de la música, recopilación de Domingo E. y Maritza Pumar.
-Firmamento musical. Vida de los grandes compositores, Espasa-Calpe, España.
-ABC de la música clásica de Eckhardt van den Hoogen (262)                 
Fotografía: Cortesía de Red 92.1 FM

sábado, 25 de agosto de 2018



Protagonistas de la historia

LE CORBUSIER:
nombre de primera magnitud en el panorama arquitectónico contemporáneo.

Así se expresa uno de sus biógrafos,  Norbert Huse, profesor de la Universidad de Munich, quien lo define como una persona difícil para la crítica, “Su influencia sigue siendo mundialmente reconocida. Dotado de un gran talento y de un temperamento polémico y combativo. Le Corbusier utilizó el lenguaje de las formas con gran originalidad, exteriorizando con él la revolución funcional de la vivienda, que concibió como una “máquina para vivir”.

*Dedico de manera especial este artículo a dos grandes de mis amigos y excelente arquitectos José Rivas y Mihajlo Elakovic, ambos radicados en Sydney Australia. Jairo Pardey Arrieta*

Charles Édouard Jeanneret, conocido más tarde como Le Corbusier, nació en el pueblo suizo de La Chaux-de-Fonds en 1887. Perteneciente a una familia de artistas y grabadores, comenzó sus estudios en la École d'Art de su ciudad natal, bajo la dirección de L'Eplattenier. A partir de 1906, se dedicó a viajar por Europa y el Próximo Oriente, conoció y trabajó con destacados nombres de la arquitectura europea. Once años después se estableció definitivamente en París, donde conoció y colaboró con el pintor Ozenfant, fundando con él, el movimiento purista y la revista L'Esprit Nouveau. En 1924 inauguró su famoso estudio en la rue de Sevres, 35, donde continuó hasta su muerte y por el que, entre 1925 y 1965, pasaron cerca de doscientos jóvenes arquitectos de todo mundo. Con el proyecto presentado al concurso para el Palacio de las Naciones de Ginebra, alrededor de los años treinta, comenzó el primer período fértil de actividad de Le Corbusier. Pertenecen también a esta etapa el Pabellón suizo de la Ciudad Universitaria y la Ciudad Refugio de París, y el proyecto para el Palacio de los Soviets de Moscú. Después de estos años se dedicó a actividades urbanísticas en todo el mundo. En 1928 se fundaron los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM), en los que Le Corbusier desempeñó un importante papel. Fue el autor de la famosa Carta de Atenas, documento del CIAM IV. Durante los últimos veinte años de su vida, la actividad de Le Corbusier fue sorprendente, manteniéndose en la primera línea de la arquitectura internacional hasta su muerte, acaecida en 1965.

De grabador a arquitecto
Siegfried Giedion, historiador suizo de origen bohemio y crítico de la arquitectura que conocía a Le Corbusier desde 1925 y que apoyó con su pluma todas sus creaciones, escribió en el catálogo de una de las exposiciones realizadas por Le Corbusier en Frankfurt el año 1958: “... Es reservado, duro, inaccesible, desconfiado como buen montañés. Rechaza cualquier personalismo. Nadie sabe cómo es en realidad.” En general, lo poco que hoy conocemos de su persona procede del propio Le Corbusier, por lo que debemos tener en cuenta siempre una cierta estilización. Así, por ejemplo, Le Corbusier insistía en que su lugar natal había sido fundado por los fugitivos de las guerras albigenses procedentes del sur de Francia; se preciaba también de afirmar que La Chaux era un refugio que “desde los inicios de la Edad Media hasta los albores de la Revolución rusa había acogido una incesante afluencia de personas que huían de las interminables persecuciones religiosas y políticas”. Le Corbusier consideraba a su familia de raigambre francesa y remontaba sus orígenes al año 1600. Hablaba con orgullo de sus antepasados, sobre todo de su abuelo, que en 1848 había sido uno de los cabecillas de la Revolución en Neuchatel. Como escribe Jean Petit: “No hay que avergonzarse ni ocultar ese pasado de libertad, de inteligencia y, por qué no, de audacia que uno lleva en su sangre.” Raíces familiares y lugar de nacimiento explican ese “irresistible poder de atracción” que sobre Le Corbusier ejercían en el Mediterráneo “las formas puras en el espacio”, la “claridad de ideas”, la “libertad de pensamiento” y “una cierta tendencia al idealismo, rasgo fundamental de los habitantes del territorio escarpado y montañoso de Neuchatel”
Su autodidactismo le lleva al descubrimiento de los saberes más diversos; peregrino infatigable, descubre la realidad, primero, por los caminos de  Europa.  Salta muy pronto de la tranquila localidad suiza, toma un seudónimo, cambia de nombre y se bautiza con dos vocablos que habían adornado la persona de su abuelo materno; Charles-Edouard Jeanneret quedaría olvidado en la tranquilidad de Chaux-de-Fonds y se hacía a los caminos, con un bloc de notas y unas siglas para rubricar las nuevas experiencias.
Un proceso de intenso trabajo  abriría  los  primeros pasos de Le Corbusier viajero: basta observar algunos fragmentos del epistolario de aquella época dirigido a L'Eplattenier. Le Corbusier escribe a su maestro...
“... Usted dice que mi vida no tiene cabida para la diversión, sino para el trabajo intenso; se hace necesario, pues de grabador que yo era, para llegar a ser un arquitecto con la idea que yo me he forjado de esta vocación, es   necesario   dar   un   paso   inmenso...   pero   ahora que yo sé a dónde voy, podré hacer el esfuerzo... Con plena alegría,   con   entusiasmo   victorioso   daré   este paso”.

Autodidacta-Viajero
Con los honorarios de su primer trabajo inicia los viajes que le pondrían en contacto con las culturas más básicas de la Historia. Período difícil, entre un eclecticismo que presionaba la flota y la fauna de todo el pintoresquismo europeizante y unas fuerzas sociales  que  cobraban nueva forma, detrás de los planes industriales, junto a las  poderosas máquinas del   primer  industrialismo.
Le Corbusier, con sus veinte años y un bloc de notas, recorre Italia entre ruinas romanas y  columnatas  renacentistas  y aprende sus primeras lecciones de arquitecto. La arquitectura sería para el joven suizo por aquellos años un juego de luces y sombras, contrapunto que no abandonaría en toda la trayectoria compositiva de su vida  profesional.

Paris, 1908
La síntesis de arte, la pasión literaria, el mundo heterogéneo e inédito en cualquier actitud de la creación humana pasaba por París en las primeras décadas del siglo xx. Le Corbusier, aprendiz de grabador, admirador adolescente del cubismo, apasionado con los volúmenes fríos y secos de una geometría cartesiana, poeta, deseoso de expresarse con el nuevo material que aparecía torpe mente construido entre alambres y cemento, acude a París, atraído por la ciudad, foco de la producción cultural estética de la época.
Su interés por el hombre no se realiza a un nivel de auténtico encuentro con la realidad humana,  como tantas veces trata de ilustrar en sus obras, sino como el resultado de una proyección más bien narcisista. Planifica, proyecta, lo ubica y, al final, el hombre se ha perdido, queda el “módulo”, su medida y no su vida, el hombre utilizado como proceso de experiencias.

Fuente bibliográfica:
-Biografía de Le Corbusier, de Norbert Huse, Biblioteca Salvat de Grandes
 Biografías
-Biografía completa de Le Corbusier, de Antonio Fernandez Alba, Edita
  Ibérico Europea de Ediciones, S.A.
Fotografía: Cortesía de Los protagonistas de la historia, de Ibérico Europea de Ediciones.

jueves, 23 de agosto de 2018



El libro de la semana

EL JESUITA,

de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti




“El jesuita”, publicado en 2010, es un libro biográfico sobre la figura del entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, y el ahora Papa Francisco, quien fuera elegido para el cargo luego de la renuncia de Benedicto XVI.
En esta publicación, los periodistas Sergio Rubin, argentino y especializado en temas religiosos y Francesca Ambrogetti, italiana y biógrafa, conversan con Bergoglio, que en ese momento cuando era arzobispo de Buenos Aires, sobre temas clave de su vida privada y religiosa.
“El Jesuita” ahonda en su pensamiento y en su personalidad y revela datos desconocidos del nuevo Papa, emociona con anécdotas y pone a pensar al lector mientas le arranca sonrisas y quizás, alguna lágrima.
Rubín y Ambrogetti procuran desentrañar su pensamiento no sólo acerca de cuestiones religiosas, sino también sobre aquellas vinculadas al devenir de un país y un mundo turbulentos.
Una excelente ocasión para conocer la verdadera dimensión del hombre que ha levantado las banderas de la sencillez, la humildad y la entrega a los más desposeídos, rige los destinos de la Iglesia Católica en el mundo y en quien han depositado sus esperanzas de renovación los fieles de la cristiandad toda, pero muy especialmente los de América Latina.

Los autores
Francesca Ambrogetti es una periodista italiana radicada en Argentina. Siempre estuvo del otro lado del micrófono, pero ahora es la entrevistada por sus colegas, porque es la autora, junto con el periodista Sergio Rubín, de ‘El Jesuita’, la única biografía del papa Francisco y que acaba de ser reeditada.

Francesca conoció a Bergoglio en el 2001, en medio de la crisis económica argentina, cuando lo invitó, como presidenta de la Asociación de Corresponsales Extranjeros, a una rueda de prensa sobre la posición de la Iglesia. De allí le surgió la idea de escribir un libro sobre él, idea que se concretó cuatro años después, cuando Bergoglio fue el segundo cardenal más votado en el cónclave que eligió a Joseph Ratzinger. El libro llevó siete años de trabajo.


martes, 21 de agosto de 2018


Pintores y escultores universales

FRANCISCO DE GOYA
El pintor y grabador aragonés creó una vasta obra pictórica

Francisco de Goya nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia española de Zaragoza, hijo de un dorador de origen vasco, José, y de una labriega hidalga llamada Gracia Lucientes. Avecinada la familia en la capital zaragozana, entró el joven Francisco a aprender el oficio de pintor en el taller del rutinario José Luzán, donde estuvo cuatro años copiando estampas hasta que se decidió a establecerse por su cuenta y, según escribió más tarde él mismo, "pintar de mi invención".
A medida que fueron transcurriendo los años de su longeva vida, este "pintar de mi invención" se hizo más verdadero y más acentuado, pues sin desatender los bien remunerados encargos que le permitieron una existencia desahogada, Goya dibujó e hizo imprimir series de imágenes insólitas y caprichosas, cuyo sentido último, a menudo ambiguo, corresponde a una fantasía personalísima y a un compromiso ideológico, afín a los principios de la Ilustración, que fueron motores de una incansable sátira de las costumbres de su tiempo.
Desastres de la guerra
Pero antes de su viaje a Italia en 1771, el arte de Goya es balbuciente y tan poco académico que no obtiene ningún respaldo ni éxito alguno; incluso fracasó estrepitosamente en los dos concursos convocados por la Academia de San Fernando en 1763 y 1769. Las composiciones de sus pinturas se inspiraban, a través de los grabados que tenía a su alcance, en viejos maestros como Simón Vouet, Carlo Maratta o Correggio, pero a su vuelta de Roma, escala obligada para el aprendizaje de todo artista, sufrirá una interesantísima evolución ya presente en el fresco del Pilar de Zaragoza titulado “La gloria del nombre de Dios”.
Tauromaquia
Pocos artistas en la historia del arte en España se pueden comparar a Francisco de Goya. El pintor y grabador aragonés creó una vasta obra pictórica en la que demostró un dominio impecable de las técnicas, un conocimiento profundo de la tradición y una desbordante capacidad para la innovación.
Como defensor de la razón e imaginación trabajando conjuntamente, Goya creó obras que se basaban en las tradiciones artísticas europeas al mismo tiempo que utilizó el pincel para comunicar la sensibilidad de su propia subjetividad. De la combinación entre el disciplinado conocimiento del oficio y la libre expresión de su conciencia nacieron una serie de obras de una calidad insuperable que abrieron las puertas a nuevas corrientes artísticas como el Romanticismo o las vanguardias.
Fue en sus grabados, de imagen impresa y fácilmente reproducible, donde Goya expresó su arte más personal y característico. Elaboró una novedosísima estética de lo grotesco, dando lugar a dibujos caricaturescos que recrean un universo onírico y carnavalesco, a través de cuya irrealidad el artista critica la realidad del mundo que observa.

Los caprichos
La maja vestida

Los caprichos de Goya se han convertido con el paso de los años en todo un icono del arte español. Se trata de una serie de grabados satíricos y críticos con la sociedad española del siglo XVIII.
Las láminas originales pertenecen actualmente al Archivo de Calcografía Nacional, y por decisión de la Real Academia de Bellas Artes han dejado de estamparse. Esto convierte a las ediciones existentes en obras de gran valor para el coleccionista.

Los desastres de la guerra
En Los desastres de la guerra Goya alcanza una maestría en la técnica del grabado solo equiparable a la de Rembrandt en la historia. Realizados entre 1810 y 1815, esta serie de 82 grabados representa una visión crítica y personal de los horrores y sufrimientos provocados durante la Guerra de la Independencia, y en extensión, por cualquier guerra.
La colección no se publicó en vida del autor, y hubo que esperar hasta que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando lo hiciera por primera vez en 1863. Actualmente han dejado de imprimirse, aunque permanecen en el Archivo de Calcografía Nacional.

Los disparates
Titulados bajo los nombres de "disparates" o "proverbios", estos grabados son de lo más grotesco de la producción de Goya. Aunque ya había anunciado una estética caricaturesca en sus anteriores trabajos, ésta alcanza en esta serie de grabados su punto máximo, creando un universo carnavalesco y terrorífico que es claramente identificable como una fuente del posterior movimiento surrealista.

Grabados sobre Velázquez y tauromaquia

De la serie caprichos
Goya publicó en 1778 una serie de grabados reproduciendo cuadros de Velázquez. Esta colección fue muy bien recibida, ya que permitió el acceso al arte del pintor Sevilla a través de la imagen impresa, siendo las pinturas originales difíciles de encontrar.
Publicada por primera vez en 1816, La tauromaquia es una colección de grabados realizados entre Los caprichos y Los disparates. En ella Goya mostró también un genial dominio del grabado en sus diferentes técnicas.

Pinturas y tapices
Uno no puede tener una pintura original de Goya en su salón, pero al menos sí que existen ciertas ediciones especializadas que reproducen sus pinturas con gran calidad y aportan lúcidos estudios introductorios.

Láminas y postales
No se pueden comprar cuadros de Goya como los que posee el Museo del Prado, pero sí se puede adquirir láminas o postales a precios muy económicos. Desde cantidades tan bajas como 2 o 5 euros hasta precios más elevados, dependiendo del tamaño y la calidad de la impresión; podemos adquirir impresiones de las obras más célebres del genio aragonés.


Fuentes bibliográficas:
-Los grandes pintores y sus obras maestras, de Selecciones del Reader´s Digest.
-Breves biografías intimas de grandes pintores, de Editorial Molino.
-Biografías y Vida. La Enciclopedia Biográfica en Línea.
-Website de IberLibro.com

Fotografía: Cortesía de https://www.biography.com

sábado, 18 de agosto de 2018



Personajes de Venezuela

MIGUEL JOSE SANZ

su trabajo periodístico fue fundamental
para la emancipación de su país


Sanz nace en Valencia, estado Carabobo, el 1º de septiembre de 1756, descendiente de dos familias nobles. No asiste a ninguna escuela durante su infancia, pero su afición a la lectura le confiere una cultura extraordinaria: devo textos desde clásicos hasta obras de  la  vanguardia del siglo XVIII (Rousseau, Voltaire o Raynal).
Para conocer el ideario político de los hombres que llevaron adelante el proceso emancipador, es imprescindible el trabajo periodístico de Miguel José Sanz en el Semanario de Caracas. Desde allí reflexionó y divulgó, durante seis meses cruciales, las ideas políticas del nuevo proyecto de nación. También resultaron significativos sus esfuerzos por cimentar el conocimiento y ejercicio de los derechos del ciudadano, en apoyo al Colegio de Abogados y en la redacción de las ordenanzas de la ciudad.
Uno de los retos más complejos del proceso de independencia fue hacer común  y  cotidiana  la  noción de libertad. Miguel José  Sanz  fue parte de aquellos que, como Juan Germán Roscio, ayudaron a argumentar y divulgar las ideas del proyecto emancipador, especialmente por medio de la labor periodística.
En 1770, se a trasladarse a Caracas para estudiar. Se gradúa en Filosofía y Artes.
Luego ingresa a la Rea l y Pontificia Universidad de Caracas para estudiar Leyes, carrera que abandona al poco tiempo, pero  no por falta de entusiasmo sino por cambio de ciudad: viaja a Santo Domingo, donde culmina sus estudios seis años más tarde.
Como abogado le espera  una intensa trayectoria en cargos  públicos. Primero ejerce en la Real Audiencia de Santo Domingo. Dos años más tarde regresa a  Venezuela, precisamente cuando tiene  lugar la creación de la Real Audiencia de Caracas, en 1786; en el nuevo organismo  asume el cargo de relator. Pero no todo es trabajo: ese mismo año se casa con Alejandra Fernández Andrade y se instala en los valles del Tuy como propietario de una hacienda de cacao.

LA PRIMERA IMPRENTA
Cuatro años más tarde, en 1790, participa en la creación  del Colegio de Abogados de Caracas. Consciente de  la   importancia   de la difusión de información, promueve en varias oportunidades, y gracias a su posición como decano del Colegio, la obtención de una imprenta para la ciudad. Sus acciones ayudan a varias  personas a interesarse  en  el asunto, pero no será sino 18 años más tarde que la primera imprenta entrará al país.
Sanz acumula tanto prestigio como hombre de leyes, que se le encomienda la redacción de las ordenanzas de la ciudad. En esta labor, su análisis resulta tan minucioso que necesita extenderse nada menos que en 10 libros  manuscritos. La brevedad queda ausente hasta en la escogencia del título: Ordenanzas para el gobierno y policía de la muy ilustre ciudad de Santiago de León de Caracas. Paradójicamente, aunque su trabajo es rechazado por el Cabildo, que discrepa de las ideas del autor, esta obra se constituye en una referencia reconocida por la élite intelectual de la época. Por desgracia, estos y otros textos de su autoría, fundamentales para conocer el pensamiento del jurista, se perderán irremediablemente bajo la turbulencia de los procesos que están por desencadenarse.
Durante los siguientes años, Sanz se desempeña como abogado litigante. Poco después le tocará protagonizar su propia defensa. En 1808 es injustamente implicado  en la conjura de los mantuanos contra el poder real en Venezuela: aunque es cierto que conoce las intenciones de los conjurados, no participa en sus planes. Luego de la inculpación del marqués del Toro, y de algunos interrogatorios, es expulsado del país y retenido durante un tiempo en Puerto Rico.
Casi dos años después, tras los sucesos del 19 de Abril, es reclamado por algunas amistades e invitado a participar en la Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII.

UN SEMANARIO PARA LA INDEPENDENCIA
Los ánimos independentistas han ganado terreno en la sociedad venezolana. Junto con José Domingo Díaz, Miguel José Sanz inicia un proyecto periodístico de gran influencia en la ciudad, el Semanario de Caracas. Sus páginas tienen como objetivo la difusión de ideas republicanas, para ese entonces poco conocidas, mal  entendidas y de muy mala reputación, asunto que queda en manos de Sanz, quien redacta todo lo  referido  a  política. El vocero circula  entre  noviembre de 1810 y julio de 1811, y marca un hito en la divulgación del pensamiento político del movimiento emancipador.
Una vez firmada el Acta de Independencia, Sanz se incorpora al Congreso de 1811 como secretario. Más adelante es nombrado secretario (ministro) de Estado y ministro de Guerra. Cuando se inicia el conflicto armado entre las provincias afectas al sistema republicano y las partidarias de la monarquía, apoya   abiertamente las acciones militares de Miranda, posición que le costará luego la libertad: tras la  capitulación  de San Mateo, en 1812 es encarcelado. Un año  después, al salir de su encierro, sus ánimos y su respaldo a la causa patriótica siguen intactos. Trabaja con Francisco Javier de Ustáriz en el restablecimiento de un Gobierno provisorio, y ayuda a delinear y redactar su nuevo programa.
Para 1814 la guerra se ha recrudecido y las fuerzas realistas se acercan a Caracas. Sanz  sabe que está en peligro, así que decide abandonar la ciudad  y huir en la emigración a Oriente. En Margarita le toca cumplir la última de sus misiones, pero esta vez desde los campos de batalla: es nombrado consejero de guerra por el general  José Félix Ribas y enviado a tierra firme para apoyar a las tropas en lucha. La suerte no lo acompañó cuando fue herido de muerte el 5 de diciembre de 1814,  durante la batalla de Úrica, en el estado Anzoátegui, donde resultaron derrotadas las tropas republicanas. Ese mismo día falleció este Prócer de la Independencia de Venezuela.

Fuente bibliográfica:
-Rostros y personajes de Venezuela, Editora El Nacional C.A.
-Website Venezuela Tuya.
Fotografía: Cortesía de Biografías y Vida.



jueves, 16 de agosto de 2018



Los museos más importantes del mundo

MUSEO EN OSLO, NORUEGA
DEDICADO A EDVARD MUNCH
 
El Museo Nacional de Oslo alberga la colección de pinturas más importante del mundo realizada por Edvard Munch (1863-1944), que incluye obras famosas e irónicas como “El grito”.
La sala Munch única de la Galería Nacional es el hogar permanente de 15-20 obras del artista, entre ellas las primeras versiones de The Scream (1893), Madonna (1894-1895), The Girls on the Pier (alrededor de 1901), The Dance of Life (1899-1900) y The Sick Child (1885). -1886) - declaraciones artísticas que cautivan en su honestidad despiadada y profundo humanismo. En ninguna otra parte se puede experimentar el arte de Munch con la misma intensidad que en la  National Gallery , donde los temas centrales y las composiciones del artista se unen para formar un magnífico friso.
Durante toda su vida, Edvard Munch (1863- 1944) se distanciaba de su tierra natal de vez en cuando y se refugiaba en Noruega. En una casa pequeña en las afueras de Oslo vivió los últimos veintiocho años de su vida, donde realizó los esbozos que servirían de base para el Museo Munch: le donó a la ciudad, sin ninguna restricción, todo su patrimonio, formado  por  cerca  de  1.100 pinturas, 4.500 dibujos y acuarelas, 18.000 grabados y 6 esculturas, además de piedras y placas para litografía, grabadores de madera y metal y una extensa colección de apuntes, libros, fotografías y otros documentos.
Madona
Más adelante se agregaron otras pinturas, dibujos, la amplia colección de correspondencia del artista y donaciones de su hermana, con lo que su legado pasó a ser la colección más completa que jamás haya dado un artista a su lugar de residencia.

AMOR, SOLEDAD Y MUERTE
"Mis pinturas no deben venderse porque son mejores que los bosquejos y estudios que necesita un museo", escribió en una ocasión Munch, en una carta incluida en el legado, con lo que el artista dejó en claro que deseaba su propio museo, aunque nunca lo solicitó expresamente. En 1946, dos años después de su deceso, las autoridades de la ciudad de Oslo decidieron construir el Museo Munch; sin embargo, transcurrieron otros 17 años antes de que abriera sus puertas, el 29 de mayo de 1963, en el centenario de su nacimiento. En su biografía explica el doloroso trance de soledad, amor y muerte. Edvard Munch nació en  Ådalsbruk es una aldea en el municipio de Løten , Noruega, el 12 de diciembre de 1863; fue el segundo hijo del Dr. Christian Munch y su esposa Laura Cathrine. Por desgracia su madre falleció cuando él tenía 5 años y su hermana favorita, su hermano y su padre también murieron jóvenes. Él mismo sufrió enfermedades durante toda su vida y expresó esas experiencias en sus pinturas, como en “La niña enferma” y “La madre muerta”, por ejemplo. "El miedo siempre me ha acompañado, desde que fui capaz de pensar", dijo en una ocasión, y en cualquier lugar encontraba motivos para elegirlo como tema: "No pinto lo que veo, sino lo que he visto."
El grito
Tomó desde temprana edad la decisión de ser pintor. En 1880 se inscribió en una escuela de arte,  que abandonó al poco tiempo. En la ciudad que ahora se conoce como Oslo y más adelante en París, se relacionó con los círculos artísticos vanguardistas, y llevó una vida de excesos mientras residía en Noruega, París, Niza y Berlín. Con sus pinturas en rojos encendidos, verdes estridentes, azules brumosos y negros profundos, creó un estilo que lo convirtió en uno de los precursores del Expresionismo. Después de varias crisis nerviosas que padeció en 1909, regresó a Noruega como un artista internacionalmente reconocido; ocho años después se estableció en el estado de Ekeby, en donde murió sin haberse casado, en 1944. En el Museo se exhibe el último de sus autorretratos, en donde aparece cercano a la muerte y con el rostro desafiante marcado por la soledad.
La intención oculta en esta serie de pinturas, a la que le dio el nombre de “Friso de la vida”, era pintar a las personas que intervinieron en diversos aspectos de existencia. Muchas de las obras que pueden disfrutarse en el Museo llevan nombre El baile de la vida, La muerte y doncella, El grito y El beso. La pintura en la ruleta relata las experiencias del artista en los casinos,  mientras  que  el  tema La vampira, en donde aparece un hombre entrelazado en el cabello rojo de una mujer, cual si fuera un pulpo, víctima desamparada ante  los  abrazos  que  recibe, es la relación entre el hombre y la mujer, que el pintor consideraba como dolorosamente complicada.

VISLUMBRE DEL ABISMO
Dos niñas con delantales azules
El tema del amor es recurrente, ejemplo de ello es la pintura Madonna, en donde se muestra a una mujer desnuda rodeada por un resplandor rojo; pero las obras realizadas en Asgardsstrand, su destino de descanso durante muchos años, muestra otro aspecto del pintor: en Dos niñas con delantales azules, Muchachos bañándose Niña en el puente combinó la alegría de vivir y la ironía.
La relación de Munch con su prometida, Tulla Larsen, quedó plasmada en 1907 en La muerte de Marat, en donde se representan las consecuencias de una pelea en la que Munch se disparó accidentalmente en un dedo y se autorretrató como ensangrentado Marat, y a su amada como la pálida y silente mujer. En el autorretrato Vagabundo nocturno también se vislumbra el abismo de su alma.
El baile de la vida
El diseño del Museo estuvo a cargo de los arquitectos Gunnar Fougner y Einar Myklebust, que resultaron ganadores en una competencia entre 50 participantes, pues se inspiraron en Henry van de Velde y crearon un edificio que combina armoniosamente con el escarpado terreno, ubicado en el distrito Toyen. El Museo, una estructura de concreto y acero, con superficies visibles cubiertas con bloques de piedra artificial, abarca 1.150 metros cuadrados de superficie en un solo piso. Desde sus inicios se tuvo la intención de distribuirlo de tal forma que el interés se concentrara en las pinturas y, debido a que el edificio resultó ser muy pequeño al poco tiempo, se le agregó una extensión en la que se encuentran el departamento de grabados y la biblioteca, entre otras cosas.

Fuentes bibliográficas:
-Enciclopedia Visual, Editorial Cordillera.
- http://www.nasjonalmuseet.no
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