Grandes virtuosos de la música
JOHANN SEBASTIAN BACH
una familia dedicada a la música
Johann Sebastian Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach, Alemania. Pertenecía a una de las más insignes familias
de la historia de la música. Su apellido figura unido al noble arte durante
doscientos años –desde el comienzo de la
guerra de los Treinta Años hasta la mitad del siglo XIX-, habiendo en cada
generación varios notables músicos. Sus tíos paternos fueron intérpretes de
música sacra para órgano o de música de cámara, o compositores. El padre de
Bach, Johann Ambrosius, tuvo a su cargo la organización de los actos musicales
de la ciudad.
Antes de cumplir diez años Johann Sebastian perdió a sus progenitores, y
a partir de entonces vivió bajo la tutela de su hermano mayor, Johann
Christoph, quien se hizo cargo del huérfano y lo llevó consigo a Ohrdruf, - donde se estableció el primer monasterio de
Turingia- y donde oficiaría de organista, avalado por el compositor Johann
Pachelbel. El cargo le permitió mandarlo al Gymnasium -instituto de enseñanza media-, Bach aprendió el latín.
Período de formación
A los quince años, Johann
Sebastian tuvo que empezar a ganarse el pan e ingresó como cantor en el coro de
Lüneburg. Sobresaliente lector de partituras, el célebre clavecinista Georg
Bohm comenzó a dar le lecciones y le permitía sentarse a su lado cuando tocaba
el órgano. Algunos fines de semana, Johann Sebastian viajaba a Hamburgo, donde
el veterano organista Reinken lo ayudaba a perfeccionar su técnica organística
y además le hablaba de un nuevo sueño que algunos músicos germanos comenzaban a
acariciar: crear una ópera alemana. Enamorado de Alemania, al igual que de la música,
Reinken lo envió a Celle, donde el regente, casado con una noble francesa,
intentaba recrear la atmósfera de Versalles. Allí, Johann Sebastian Bach
conoció la música de cámara francesa y, en especial, la ópera gala, donde
proliferaban los Apolos y las Afroditas. A los dieciocho años, el joven Bach
aprendió que el mundo estaba poblado no sólo por mártires y santos.
Bach y su obra
Como hombre y como artista, Johann Sebastian Bach se caracterizó por su
gran vitalidad. Así como fue padre de veinte hijos a través de dos matrimonios
-siete con la primera esposa y trece con la segunda-, legó a la posteridad más
de mil composiciones, además de las incontables que se han perdido. Del mismo
modo, abarcó casi todas las formas musicales del Barroco, salvo la ópera, y
simplemente porque no le interesó.
Aunque no fue deliberadamente rupturista con los cánones de su tiempo,
llegó a dominar las técnicas y los esquemas compositivos de su época, creando las condiciones para el
cambio que posteriormente llevaron a cabo Haydn y Mozart. Después de Bach, todo
lo que sobrevino tuvo su impronta.
Es cierto que no alcanzó en vida el reconocimiento que habría merecido,
teniendo en cuenta su obra completa (su hijo Carl Philipp Emanuel fue mucho más
famoso), pero los conocedores y amantes de la música siempre supieron lo que
tenían entre manos.
Tiempos de afianzamiento
En 1708, Bach hizo las maletas y se marchó a la ciudad de Weimar, donde
el piadoso duque Wilhelm Ernst le ofreció el órgano de su corte y el título de
músico de cámara. En Weimar, a lo largo de nueve años, Bach compuso sus más
importantes obras organísticas, como la
famosa Tocata y fuga en
re menor y la monumental Passacag!ia
en do menor, además de 35 cantatas.
En 1717, siempre seguido por su familia, Bach se marchó a Kéithen, ciudad de la provincia de Anhalt, donde
entró al servicio del príncipe Leopoldo. El noble recibió a Bach con todos los honores y
le confió la dirección de su orquesta. Para el organista se inició una de las
etapas más prósperas de su vida. Tuvo a su disposición todos los instrumentos
de la época, incluso aquellos que constituían la gran novedad del siglo: el
pianoforte, que acababa de fabricar el italiano Bartolomeo Cristofori y el clarinete,
desarrollado por Johann y Jacob Denner de Nüremberg.
Sin embargo, en Kóthen, la residencia de Sajonia fue donde Bach alcanzó
su más alto estatus social en su condición de maestro de capilla de la corte,
pudo vivir y crear sobre terreno fértil desde 1717 hasta 1723. Muchas de sus
obras instrumentales provienen de ese periodo.
La obra organística
A lo largo de su vida, el órgano fue el instrumento preferido de Bach.
Mucho antes de ser admirado como compositor, fue reconocido como organista. El
órgano que utilizaba era muy modesto en el número de registros y austero en
cuanto a sonoridad.
Enviado por su protector, Bach hizo viajes a Halle, a Kassel y a Dresde.
En esta última ciudad residía el músico francés Jean Louis Marchand, quien no
tenía reparos en proclamarse el mejor organista de Europa. El también francés
Jean Baptiste Volumier organizó un duelo entre ambos: cada uno debería
desarrollar un tema propuesto en el acto por su oponente. Bach se presentó en
el día y la hora convenidos. Unas horas antes, sin dar explicaciones, Marchand
se había ido a París. El triunfo expandió la fama de Bach
por el continente..
Los Conciertos de
Brandenburgo
En octubre de 1718, Johann Sebastian Bach se desplazó a Berlín para
buscar un nuevo clave con destino a la capilla musical de su patrón Leopold de
Anhalt. Fue entonces cuando, aprovechando su estancia en la capital prusiana,
el margrave Christian Ludwig de Branden burgo, atraído por su fama de virtuoso
del teclado y de excelente improvisador, le pidió que ofreciera un recital en
su palacio, cosa a la que Bach accedió gustoso y le pidió una obra con destino
a su propia capilla musical. De ser así, ése podría haber sido el origen de los
llamados Conciertos de Brandenburgo.
En 1749, un ataque de apoplejía
le afectó la vista y, aunque el médico inglés John Taylor lo operó dos veces,
el maestro de Leipzig se quedó completamente ciego. La música, sin embargo,
continuaba bullendo en su interior y le dictaba a su yerno Altnikol la notación
de las partituras.
El 28 de julio de 1750, a las ocho y cuarto de la noche, sus últimas
palabras fueron las del salmistas: “Y así me presento ante su Trono”
La saga del maestro
Los hijos de Johann
Sebastian Bach continuaron la saga. Wilhelm Friedemann (1710-1784), el
primogénito, pese a su fama de alcohólico y disoluto, fue maestro del clave y
eximio organista. Carl Philipp Emmanuel Bach (1714-1788), quinto hijo de Johann
Sebastian, se inspiró en el bel canto italiano para renovar la melodía de la sonata y anticipó, de este modo, el
Romanticismo. La música de
Johann Christoph Friedrich Bach (1732-1795), el noveno hijo, sorprende
por su afinidad con la de Mozart. Johann Christian Bach (1735-1782), el último
vástago, se convirtió al catolicismo y al estilo galante del Rococó.
Fuentes bibliográficas:
-Historia de la música clásica. Gran selección de
Deutsche Grammophon,
-Grandes
compositores, Editorial Sol 90, Barcelona, España.
-Grandes
Compositores Salvat Editores, José López-Calo, Pamplona, España.
-El Mundo de la
Música, Guía Musical, Espasa-Calpe
-ABC de la música
clásica de Eckhardt van den Hoogen (22)
Fotografía: Cortesía de Enciclopedia Salvat de Los
Grandes Compositores.
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