martes, 17 de julio de 2018



Grandes virtuosos de la música

JOHANN SEBASTIAN BACH
una familia dedicada a la música

Johann Sebastian Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach, Alemania.  Pertenecía a una de las más insignes familias de la historia de la música. Su apellido figura unido al noble arte durante doscientos años –desde el comienzo de la guerra de los Treinta Años hasta la mitad del siglo XIX-, habiendo en cada generación varios notables músicos. Sus tíos paternos fueron intérpretes de música sacra para órgano o de música de cámara, o compositores. El padre de Bach, Johann Ambrosius, tuvo a su cargo la organización de los actos musicales de la ciudad.
Antes de cumplir diez años Johann Sebastian perdió a sus progenitores, y a partir de entonces vivió bajo la tutela de su hermano mayor, Johann Christoph, quien se hizo cargo del huérfano y lo llevó consigo a Ohrdruf, - donde se estableció el primer monasterio de Turingia- y donde oficiaría de organista, avalado por el compositor Johann Pachelbel. El cargo le permitió mandarlo al Gymnasium -instituto de enseñanza media-, Bach aprendió el latín.

Período de formación
A los quince años, Johann Sebastian tuvo que empezar a ganarse el pan e ingresó como cantor en el coro de Lüneburg. Sobresaliente lector de partituras, el célebre clavecinista Georg Bohm comenzó a dar le lecciones y le permitía sentarse a su lado cuando tocaba el órgano. Algunos fines de semana, Johann Sebastian viajaba a Hamburgo, donde el veterano organista Reinken lo ayudaba a perfeccionar su técnica organística y además le hablaba de un nuevo sueño que algunos músicos germanos comenzaban a acariciar: crear una ópera alemana. Enamorado de Alemania, al igual que de la música, Reinken lo envió a Celle, donde el regente, casado con una noble francesa, intentaba recrear la atmósfera de Versalles. Allí, Johann Sebastian Bach conoció la música de cámara francesa y, en especial, la ópera gala, donde proliferaban los Apolos y las Afroditas. A los dieciocho años, el joven Bach aprendió que el mundo estaba poblado no sólo por mártires y santos.

Bach y su obra
Como hombre y como artista, Johann Sebastian Bach se caracterizó por su gran vitalidad. Así como fue padre de veinte hijos a través de dos matrimonios -siete con la primera esposa y trece con la segunda-, legó a la posteridad más de mil composiciones, además de las incontables que se han perdido. Del mismo modo, abarcó casi todas las formas musicales del Barroco, salvo la ópera, y simplemente porque no le interesó.
Aunque no fue deliberadamente rupturista con los cánones de su tiempo, llegó a dominar las técnicas y los esquemas compositivos  de su época, creando las condiciones para el cambio que posteriormente llevaron a cabo Haydn y Mozart. Después de Bach, todo lo que sobrevino tuvo su impronta.
Es cierto que no alcanzó en vida el reconocimiento que habría merecido, teniendo en cuenta su obra completa (su hijo Carl Philipp Emanuel fue mucho más famoso), pero los conocedores y amantes de la música siempre supieron lo que tenían entre manos.

Tiempos de afianzamiento
En 1708, Bach hizo las maletas y se marchó a la ciudad de Weimar, donde el piadoso duque Wilhelm Ernst le ofreció el órgano de su corte y el título de músico de cámara. En Weimar, a lo largo de nueve años, Bach compuso sus más importantes obras organísticas,  como la famosa  Tocata  y fuga en  re menor  y la monumental  Passacag!ia  en do menor, además de 35 cantatas.
En 1717, siempre seguido por su familia, Bach se marchó a Kéithen, ciudad de la provincia de Anhalt, donde entró al servicio del príncipe Leopoldo. El noble recibió a Bach con todos los honores y le confió la dirección de su orquesta. Para el organista se inició una de las etapas más prósperas de su vida. Tuvo a su disposición todos los instrumentos de la época, incluso aquellos que constituían la gran novedad del siglo: el pianoforte, que acababa de fabricar el italiano Bartolomeo Cristofori y el clarinete, desarrollado por Johann y Jacob Denner de Nüremberg.
Sin embargo, en Kóthen, la residencia de Sajonia fue donde Bach alcanzó su más alto estatus social en su condición de maestro de capilla de la corte, pudo vivir y crear sobre terreno fértil desde 1717 hasta 1723. Muchas de sus obras instrumentales provienen de ese periodo.

La obra organística
A lo largo de su vida, el órgano fue el instrumento preferido de Bach. Mucho antes de ser admirado como compositor, fue reconocido como organista. El órgano que utilizaba era muy modesto en el número de registros y austero en cuanto a sonoridad.
Enviado por su protector, Bach hizo viajes a Halle, a Kassel y a Dresde. En esta última ciudad residía el músico francés Jean Louis Marchand, quien no tenía reparos en proclamarse el mejor organista de Europa. El también francés Jean Baptiste Volumier organizó un duelo entre ambos: cada uno debería desarrollar un tema propuesto en el acto por su oponente. Bach se presentó en el día y la hora convenidos. Unas horas antes, sin dar explicaciones, Marchand se había ido a París. El triunfo expandió la fama de Bach por el continente..

Los Conciertos de Brandenburgo
En octubre de 1718, Johann Sebastian Bach se desplazó a Berlín para buscar un nuevo clave con destino a la capilla musical de su patrón Leopold de Anhalt. Fue entonces cuando, aprovechando su estancia en la capital prusiana, el margrave Christian Ludwig de Branden­ burgo, atraído por su fama de virtuoso del teclado y de excelente improvisador, le pidió que ofreciera un recital en su palacio, cosa a la que Bach accedió gustoso y le pidió una obra con destino a su propia capilla musical. De ser así, ése podría haber sido el origen de los llamados Conciertos de Brandenburgo.
 En 1749, un ataque de apoplejía le afectó la vista y, aunque el médico inglés John Taylor lo operó dos veces, el maestro de Leipzig se quedó completamente ciego. La música, sin embargo, continuaba bullendo en su interior y le dictaba a su yerno Altnikol la notación de las partituras.
El 28 de julio de 1750, a las ocho y cuarto de la noche, sus últimas palabras fueron las del salmistas: “Y así me presento ante su Trono”

La saga del maestro
Los hijos de Johann Sebastian Bach continuaron la saga. Wilhelm Friedemann (1710-1784), el primogénito, pese a su fama de alcohólico y disoluto, fue maestro del clave y eximio organista. Carl Philipp Emmanuel Bach (1714-1788), quinto hijo de Johann Sebastian, se inspiró en el bel canto italiano para renovar la melodía  de la sonata y anticipó, de este modo, el Romanticismo. La  música  de  Johann Christoph Friedrich Bach (1732-1795), el noveno hijo, sorprende por su afinidad con la de Mozart. Johann Christian Bach (1735-1782), el último vástago, se convirtió al catolicismo y al estilo galante del Rococó.

Fuentes bibliográficas:
-Historia de la música clásica. Gran selección de Deutsche Grammophon,
-Grandes compositores, Editorial Sol 90, Barcelona, España.
-Grandes Compositores Salvat Editores, José López-Calo, Pamplona, España.
-El Mundo de la Música, Guía Musical, Espasa-Calpe
-ABC de la música clásica de Eckhardt van den Hoogen (22)      
Fotografía: Cortesía de Enciclopedia Salvat de Los Grandes Compositores.


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