sábado, 3 de marzo de 2018


Pintores y escultores universales

GIOTTO DI BONDONE
El niño que transformó la pintura


Giotto di Bondone nace en Colle de Vespignano (Vicchio) en 1267 aunque para algunos críticos como Carlo Ludovico Ragghianti esta fecha se podría adelantar hasta una década. Reconocido artista de la época, desarrolló varios ámbitos artísticos, destacando la poesía, escultura, arquitectura y sobre todo la pintura, considerándose este autor del Trecento uno de los iniciadores del movimiento renacentista en Italia. Su obra tuvo una influencia determinante en los movimientos pictóricos posteriores.
Se Cuenta: que, en cierta ocasión, un pintor que andaba por una escarpada vereda, en Italia, pasó junto a un pastorcito. El niño estaba dibujando  en  una  piedra  con un tizón. Atónito, el artista no podía dar fe a  lo que sus ojos veían: la representación más fiel que hubiera contemplado jamás de una oveja.
-Dime, ¿quién eres? -le preguntó al muchacho.
-Me llamo Giotto. Mi padre es campesino y yo le cuido las ovejas. Vivimos allá arriba.
La vida de Cristo en la tribuna de Sal Pedro
El zagal y el pintor se encaminaron a casa del labriego. El artista habló largamente con el padre del niño y logró convencerlo de que su hijo tenía extraordinaria disposición para el dibujo, y de que merecía se le diera instrucción. Por fin el padre aceptó que el  visitante, que era nada menos que Cimabue, el más insigne pintor de Italia en esa época, se llevase a Giotto en calidad de aprendiz. La destreza de aquel  mozo  para  representar  la  vida con tan asombrosa  fidelidad  iba  a cambiar  el rumbo de la pintura. Giotto fue quien, a fines del siglo XIII y principios del XIV, inició una nueva tendencia del arte pictórico al llevarlo a superar la austeridad y la falta de relieve, características del estilo bizantino, en pro del dominio de la perspectiva en la representación de la naturaleza.
Giotto pintaba lo que veía. Los árboles que representaba parecían árboles. Las personas tenían aspecto de seres humanos. Por la expresión de sus rostros se podía adivinar el carácter de cada cual, así como las emociones que animaban a sus modelos: temor,  tristeza,  alegría,  amor. En cuanto la pintura de Giotto empezó a ser conocida, no tardaron en surgir imitadores.
Retablo de la virgen los los angeles
Los más grandes pintores del Renacimiento -Rafael, Leonardo, Miguel Ángel- reconocen la deuda contraída por el arte con aquel extraordinario innovador, que pintaba la realidad tal como la veía.
Giotto era muy piadoso, como la mayoría de sus contemporáneos. Durante aquellos años se había  apoderado de Europa un gran ideal de espiritualidad. Los bellos misterios de la fe cautivaban a millares de creyentes. San Francisco de Asís, muerto medio siglo antes de que naciera Giotto, había tenido parte muy principal en aquel fenómeno de espiritualización. Hijo de un rico mercader, San Francisco, decidió abandonar la vida humana, había regalado a los pobres todos los bienes que poseía, hasta los zapatos; a partir de entonces anduvo siempre descalzo y cubierto solo de un austero hábito.
San Francisco dedicó su vida a ayudar al prójimo, en particular a los más desventurados: los pobres, los proscritos, los leprosos. Quería demostrar con el ejemplo que Dios es amor. Su humildad, su sencillez suprema, lo convirtieron en el hombre más venerado de su época; fue canonizado sólo dos años después de su muerte.
En Asís se erigió un templo  dedicado  al  santo.  Una vez terminado, llamaron al joven Giotto para  que  ayudara a pintar la cara interior de los muros con  escenas  de la vida de San Francisco. Creó el artista veintiocho frescos en los que empleó una extensa gama de colores, y que constituyen una vastísima historia gráfica. Cuando el público pudo por fin contemplarlos,  quedó impresionado por el realismo de las pinturas.  Nunca se  había visto nada semejante. Hoy, seis siglos después, los turistas del mundo entero siguen acudiendo en tropel a aquel santuario para admirar la maravillosa obra de Giotto.
Otros frescos del gran  pintor  que  todavía  despiertan la admiración de los amantes de la pintura son los de la capilla de los Scrovegni, en  Padua.  Allí  pintó  una  serie de escenas de la vida de Cristo  y  de  la  Virgen,  de gran intensidad emotiva, que "por ser tan fieles a la naturaleza" hicieron enmudecer a Dante  la  primera  vez que las contempló.
La prodigiosa combinación de espiritualidad y destreza hicieron de Giotto el pintor más ilustre de su  época. Se vio colmado de alabanzas y homenajes  y  mimado  por la fama; reyes y duques lo invitaban a sus palacios y se disputaban sus servicios. Giotto no  se  dejó  arrastrar  por la vanidad. Pintó para los poderosos y aceptó que le pagaran (lo suficiente para mantener bien  a  su esposa y a  sus cinco hijos), pero jamás abandonó su modestia.
La resurreción de Lazaro
No solo alcanzó Giotto grandeza inigualable en la pintura, sino que se distinguió también como escultor, poeta, compositor y arquitecto. Entre los muchos honores que se le rindieron, quizá el más alto fue que Florencia, por intermedio de sus autoridades, le pidió que se trasladara allí para que "con su presencia sean muchos los que puedan disfrutar de las ventajas de su gran saber". Aceptó, y Florencia lo nombró arquitecto de la ciudad, dándole el encargo de hacer el proyecto del campanario de la catedral, hoy una de las torres más bellas del mundo.
Cuando murió, el 8 de enero de 1337, Florencia, Italia, pasado los sesenta años de edad, lo lloraron tanto la gente sencilla como los conocedores del arte. Posteriormente, el más grande de los Médicis, Lorenzo el Magnífico -protector de las artes en Florencia durante el siglo XV- hizo que en la tumba del pintor se esculpiese el siguiente epitafio “Soy aquel para cuya diestra todo fue posible; el que hizo resucitar la pintura muerta y consiguió cerrar el abismo que separaba el arte de la naturaleza. Soy Giotto”
Entre las principales obras de este afamado pintor se encuentra: La resurrección de Lazaro. Cinco escenas de la vida de Cristo en la tribuna de San Pedro. El papa Bonifacio VIII anunciando el jubileo del año 1300. Los frescos del Infierno y el Paraíso. Retablo de la Virgen con los Ángeles.

Fuentes bibliográficas:
-Biografía sobre Giotto, de Malcolm Vaughan, en los grandes pintores
y sus obras maestras, de Selecciones del Reader´s Digest
 - Breves biografías íntimas de grandes pintores, de Editorial Molino.
- Los Clásicos. Vida de los más excelentes pintores…, Editorial W.M. Jackson, Inc.
Obras de arte: Cortesía de Pinteres.es – Arte e historia.com – El mundo romano.

Fotografía: Cortesía de: Giotto-Bloger-

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