jueves, 8 de marzo de 2018


Grandes virtuosos de la música

FRANZ JOSEPH HAYDN
Un músico que aunó necesidad y virtud

Joseph Haydn demostró de una manera más que impresionante cómo se puede alcanzar la celebridad internacional viniendo de la provincia. Nacido en un pueblucho de la región de Burgenland llamado Rohrau, hijo de un fabricante de  carretas,  siendo  niño  fue  cantante de coro en  la catedral  de San Esteban  de Viena.
Nació el 31 de marzo de 1732  cerca de la vecina Hungría. El primer Haydn que se instaló en Austria, hacia 1650, fue el bisabuelo del compositor. Su abuelo eran fabricantes de carrozas y carros, aunque Mathias, el padre de Franz Joseph, se sentía atraído por la música y llegó a tocar el arpa y a cantar relativamente bien. El matrimonio Haydn tuvo diecisiete hijos, tres de los cuales se dedicaron profesionalmente a la música: además de Franz Joseph, Michael, el más joven, fue corista y compositor y Johann Evangelist era cantor y trabajó en la corte de los Esterházy, por mediación de su hermano mayor. La Casa de los Esterházy o Eszterházy ha sido una familia magiar de nobleza en Hungría desde la Edad Media.
Cuando tenía sólo seis años, Haydn se instaló en Hainburg con un primo suyo, Johann Mathias Franck, maestro de la escuela del pueblo y responsable musical de la iglesia de esa localidad. El chico comenzó a hacer progresos como cantor, y a los ocho años Georg Reutter, el maestro de capilla de la catedral de San Esteban de Viena, se fijó en él. Reutter convenció a Mathias Haydn  de que dejara a Joseph ingresar en  el coro de la catedral. Y así fue como Haydn se trasladó a Viena, en la primavera de 1740.
Joseph sólo estaba obligado a seguir los cursos de canto indispensables para su integración en el coro y a estudiar latín. Pero el joven supo aprovechar los tesoros que ponía a su disposición San Esteban asistiendo a los cursos de clavecín, órgano y violín, además de iniciarse por su cuenta en teoría de la música y composición.
Su estancia en San Esteban finalizó cuando a los quince años la voz de Haydn cambio. Después de un intento fallido de encontrar trabajo como cantor en el coro de Mariazell, se vio obligado a vivir una vida bastante dura, para ganarse el sustento de cada día, ayudado inicialmente por Johann Michael Spangler, cantor en la iglesia de San Miguel, y por Anton Buchholz, un colega de su padre. Vivió con estrecheces al comienzo, dando clases de clavecín, tocando el órgano o el violín en las iglesias y participando en conciertos de cámara. Pero todo el tiempo libre de que disponía lo dedicaba a estudiar composición y a establecer contactos profesionales con otros músicos, como Niccolo Porpora, Carl Ditters von Dittersdorf, Giuseppe Bonno, Christoph Willibald Gluck y Georg Christoph Wagenseil.
Tras vivir un amor no correspondido con Therese Keller, que en 1756 tomó el hábito e ingresó en el convento de San Nicolás de Viena, en 1760 Haydn, quizá por despecho, decidió casarse con la hermana de  Therese, Maria Anna. El matrimonio fue una fuente constante de insatisfacciones hasta la muerte  de su esposa, acaecida en 1800.
En 1759 Haydn obtuvo su primer empleo estable: por un sueldo de 200 florines anuales,  recibió  el encargo de dirigir la orquesta que el conde Ferdinand Maximilian von Morzin mantenía en su residencia de verano en Lukavice, en Bohemia. Con esta orquesta y en este escenario dirigió su Primera Sinfonía, ante un público rendido de admiración y entre el que se encontraba el príncipe Paul Anton Esterházy. Cuando en 1761 el conde Morzindisol­ vió su orquesta por motivos económicos, el príncipe le ofreció a Haydn el puesto de segundo maestro de capilla en la corte principesca. Comenzó así la más larga y provechosa relación profesional de Haydn, que se extendería hasta su retiro a finales de 1803, interrumpida sólo por un breve paréntesis entre 1790 y 1794.
Paul Anton Esterházy murió en 1762, pero su sucesor, Nikolaus, era aún más espléndido, y Haydn no tuvo problemas en suceder como primer maestro de capilla a Gregor Joseph Werner tras su muerte en 1766. Su prosperidad económica estaba así garantizada.
La muerte de Nikolaus en 1790 supuso un cambio radical en la vida de Haydn. Su sucesor, Anton, decidió ahorrar a costa de la orquesta. Aunque Haydn no vio revocado su contrato, las actividades musicales en la corte de los Esterházy no le ofrecían aliciente alguno. En principio, el compositor habría podido permanecer en Viena, donde ya era célebre; además, desde 1781 le unía a Mozart una amistad entrañable, además de una relación de -mutua emulación profesional. Haydn, que era católico y creyente, llegó incluso a acercarse a los círculos masónicos de Viena para satisfacer a su  joven amigo.
Después de retirarse a fines de 1803, definitivamente instalado en Viena, Haydn vivió sus últimos años rodeado de muestras de admiración; a la capital austríaca viajaban para visitarlo eminentes   personalidades  del  mundo  de  la  política  y  las  artes. Pero
Haydn fue lentamente sumiéndose en un  estado  permanente  de tristeza, al que contribuyó la muerte de sus dos hermanos músicos, más jóvenes que él. Sufría tremendas jaquecas, y su médico llegó a retirarle el piano en el verano de 1806, ya que el más mínimo esfuerzo le producía dolores y mareos. Pocas semanas antes de morir, Napoleón invadió su querida Viena. La leyenda cuenta que, a pesar de encontrarse ya muy debilitado, todas las mañanas tocaba en su clavecín el himno nacional austriaco, que él había compuesto.
A pesar de la ocupación de la ciudad, Haydn tuvo dos misas funerales. En la primera, a la que asistieron sólo los íntimos, por petición expresa suya se interpretó la Misa de Réquiem de su hermano Michael. El 15 de junio las autoridades francesas organizaron exequias oficiales, durante las que sonaron los acordes del Réquiem de Mozart.
El 31 de mayo entra en coma y fallece a las pocas horas. Es enterrado en elcementerio Hundsthurmer (hoy Haydnpark).

Fuentes bibliográficas:
Historia de la música clásica. Gran selección de Deutsche Grammophon.
Grandes Compositores Salvat Editores, Marc Vignal, Pamplona, España.
y ABC de la música clásica de Eckhardt van den Hoogen (127)           
Fotografía: Cortesía de Europadis





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